EL CASO SEBASTIÁN HERNÁNDEZ Y LAS EXPULSIONES DE MARÍN Y LÓPEZ ZAVALA

PRI MUNICIPAL

Es de bien nacidos reconocerlo: la dirigencia estatal del PRI, encabezada por Néstor Camarillo Medina, actuó bien y rápido en el tristemente célebre caso de Sebastián Hernández Orozco, dirigente del Comité Municipal de Puebla, acusado por sus exparejas sentimentales de agresor y deudor alimentario.

Para cómo están las cosas en el partido tricolor, haber tolerado tales acusaciones o protegido a su correligionario, hubiese sido un grave error. Otra mancha en el otrora partidazo, que bastante tiene con cargar con la sombra de priístas como Mario Marín, Javier López Zavala y muchos más que o acabaron en la cárcel por sus aberrantes actos o totalmente desprestigiados y sumidos en su propio lodazal.

El pasado jueves, la Comisión Estatal de Justicia Partidaria emitió un dictamen con base en el expediente CEJP-PUE-PS-001/2023, que aquí se publica en sus partes sustanciales y mediante el cual se determinó separar temporalmente de su puesto al dirigente del Comité Municipal del PRI hasta en tanto “no se resuelva de fondo el proceso sancionador que se ha iniciado” y que resolverá la Comisión Nacional de Justicia Partidaria.

Según el documento, Sebastián Hernández Orozco tiene 15 días para defenderse, pero se ve muy cuesta arriba que logre salir bien librado de los delicados señalamientos en su contra, sobre todo en tiempos en que la sociedad en general afortunadamente tiene menos tolerancia a la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones.

Doc Sebastián

El suspendido dirigente del PRI municipal tiene tres acusaciones formales de al menos dos de sus ex parejas.

Una, su esposa, Raquel Ruth N., lo ha demandado por pensión alimenticia para su hija menor, pues es un deudor en este rubro.

El proceso sigue su curso y apenas el pasado 15 de mayo tuvo su más reciente audiencia.

El otro señalamiento penal contra Hernández Orozco (o Sebastián Orozco) es por violencia familiar, que presentó Ana Karen N., otra de sus ex parejas.

En el mismo sentido, Raquel Ruth presentó una denuncia.

Los casos están en manos de la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia de Género contra Mujeres de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra la Familia.

Algo grave hay en el contexto personal de este político que dos parejas distintas, que compartieron su vida con él en momentos diferentes, hayan padecido de las mismas agresiones.

Hasta hace unas semanas, cuando se conoció el caso, no fueron pocos quienes afirmamos que el PRI lo estaba protegiendo, solapando y hasta escondiendo, dado el estrecho vínculo que lo une con el empresario Pepe Chedraui, aspirante a presidente municipal de Puebla -no se sabe si por el PRI o por Morena, aunque esa es otra historia-.

Chedraui, de hecho, lo puso como dirigente del tricolor en esta capital, pero hoy ha perdido esa pieza de forma inevitable dado que el pasado jueves, tras conocerse la sanción, Néstor Camarillo sustituyó a Sebastián Hernández, temporalmente, por un viejo operador priísta, cercano a la diputada federal Blanca Alcalá: Juan de Dios Bravo Jiménez, quien ya despacha como delegado con funciones de presidente del Comité Municipal.

foto-juan-de-dios

El PRI no tenía de otra: hacerse de la vista gorda implicaba asumir el alto costo político de mantener como dirigente a un priísta con tan negro pasado y presente.

Se sabe que fue un importante grupo de mujeres del partido, quien presionó para que se actuara con todo contra Sebastián Hernández, un impresentable que deberá enfrentar a la justicia sin el “fuero político” que le confería su cargo.

Por cierto: se sabe que, si la Comisión Nacional de Justicia Partidaria ratifica el dictamen de su par estatal, Sebastián Hernández podría incluso ser expulsado de las filas del PRI.

Coyuntura que, en mi opinión, el Revolucionario Institucional debería aprovechar para hacer lo propio con personajes como los citados Mario Marín -preso por el abuso de poder cometido en agravio de la periodista Lydia Cacho- y Javier López Zavala -en la cárcel y a la espera de sentencia por su autoría intelectual en el asesinato de la abogada Cecilia Monzón-, así como Leobardo Soto, el dirigente de la CTM de Puebla que no se cansa de traicionar al partido, y tantos y tantas más que siguen enlodando al ya de por sí enlodado PRI, que ya no siente lo duro sino lo tupido.

gar_pro@hotmail.com

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