UNIDES, ¿regresa la Pesadilla?

Hace unos meses le conté aquí con lujo de detalles sobre el oscuro panorama en la UNIDES gracias a la pésima gestión de José Ojeda Bustamante, quien finalmente, como estaba cantado, fue fulminantemente cesado como rector.

Tras la salida de este personaje –que se mareó con una pequeña dosis de poder y cometió todo tipo de atropellos-, se creyó que en la Universidad del Desarrollo del Estado de Puebla las cosas mejorarían.

Al parecer, por desgracia, quienes así pensaron, se equivocaron. Y rotundamente.

Y es que lo increíble sucedió: sí hay algo peor que la administración de Ojeda.

Resulta que el nuevo mandamás de la UNIDES resultó corregido y aumentado.

Los trabajadores señalan que Máximo Romero Jiménez, quien también es titular del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla, poco o nada ha hecho por mejorar las condiciones en la institución; de hecho, afirman, todo lo deja en manos de su mano derecha, la contadora Beatriz Loredo, quien despacha como directora Administrativa y quien hace y deshace a su antojo.

Algunos datos para alimentar el pesimismo:

Inicialmente fue despedida gente afín de José Ojeda, sosteniendo por razones inexplicables al Sr. Miguel Reyes Fernández, quien con la ayuda de dos recomendados del ex rector ha incurrido en una serie de graves anomalías de carácter académico, en perjuicio de los alumnos y maestros de la universidad.

Además de su actitud prepotente y abusiva, Beatriz Loredo ha despedido injustificadamente a varios trabajadores que sólo se dedicaban a cumplir con su labor; por ejemplo: Esther Pérez, viuda y con dos hijos, incapacitada por una fractura de dedo en el pie y a la cual no le quiso reconocer sus incapacidades, teniendo que acudir a trabajar en muletas por un mes y a quien sin un centavo despidió amenazándola con contrademandarla si hacía algo en su contra.

Otro caso es el de Gabriela Cisneros, actualmente con ocho meses y medio de embarazo, a quien no quiere apoyar en su incapacidad por maternidad para, simuladamente, orillarla a retirarse por su cuenta sin un centavo, ya que no le dicen nada y ella sigue trabajando sin poder siquiera caminar por su avanzado estado de gravidez.

Y uno más: el del contador Álvaro Aluci, responsable de Recursos Humanos, quien harto de las jornadas de más de 12 horas diarias de lunes a sábado, renunció ante la señora Loredo, quien sólo atinó a decirle que “lo perdonaba” si aceptaba seguir laborando… ¡pero por la mitad del sueldo!

Como sucedía con José Ojeda, son los trabajadores de la UNIDES quienes siguen pagando las consecuencias del desorden en una noble institución que, sin embargo, últimamente sólo se ha distinguido por el conflicto y por carecer de prácticamente de todo: presupuesto, materiales académicos, papelería y viáticos.

Y todavía peor: se habla, aunque de esto no hay pruebas, que un hijo de la todopoderosa directora Administrativa fue contratado para el Programa de Educación a Distancia.

La planta laboral de la UNIDES viene trabajando en condiciones muy tristes y sin que la SEP se detenga a revisar lo que ahí sucede.

Al tristemente célebre Ojeda, en su momento, se le documentaron:

1. Acoso sexual a una secretaria, a quien primero relegó a un cargo menor por no aceptar sus más que directas insinuaciones y, con un segundo descuento, acabó forzando su renuncia.

2. Hostigamiento moral y complicidad con el acoso sexual por parte de Horacio Martínez Vargas, director académico.

3. Cobro de una parte de su sueldo a varios integrantes de la universidad de su entera confianza.

4. Manejo indebido de contratos con la Asociación FUNDEMOS, cuya administración controlaba el mismo José Ojeda.

5. Desvío de recursos del Programa de Educación a Distancia, por vías diversas: aviadores, facturas fabricadas –como la de un evento inexistente facturado por gastronómica-, incluido el desvío de pago a los promotores para cubrir un siniestro (aproximadamente 70 mil pesos).

6. Pago de gastos personales (paquetería, invitaciones, tintorería, gasolina, comidas familiares, etcétera) con dinero de la universidad.

7. Hostigamiento laboral, despidos injustificados e imposición de cambios de adscripción. Casos críticos: el despido del abogado general y el cambio forzado de la subdirectora administrativa, con claras intenciones de facilitar el uso libre de contratos y pagos. Hay suficientes indicios para sospechar que el rector desvió recursos a la campaña de su hermano, Ibsen Ojeda Bustamante, quien fue candidato a diputado federal en el estado de Guerrero, y:

8. Retención de cheques emitidos por la UNAM a aplicadores de exámenes del Programa de Educación a Distancia.

Hoy, por desgracia, la situación no es diferente.

O al menos eso parece.

Y es que en la UNIDES se trabaja como en los tiempos del Porfiriato o como si los empleados fueran vasallos de la colonia.

gar_pro@hotmail.com

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