ENFRENTAMIENTO O PACTO, LA DISYUNTIVA DEL PAN FRENTE AL TODOPODEROSO LOPEZOBRADORISMO

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El próximo 11 de noviembre con la elección de su nueva dirigencia nacional, el PAN se juega también su posición frente al lopezobradorismo y la definición entre ser una oposición dura, crítica y hasta por momentos beligerante, como ha dejado verse en estos días ante las decisiones de Andrés Manuel López Obrador, o convertirse en un partido que pacte con el nuevo régimen de tintes totalitarios, que controla el Congreso de la Unión y que poco o nada necesita de los panistas para sacar adelante, incluso, reformas constitucionales.

Los sufragios de la militancia panista decidirán en mil 495 mesas de votación en todo el país entre el anayista Marko Antonio Cortés Mendoza y el prácticamente desconocido, a no ser porque es nieto del fundador del PAN, Manuel Gómez Morín.

Pero esa decisión trasciende a los candidatos a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).

En realidad, la batalla complementaria y por momentos incluso predominante se libra por el control del panismo, desde el Senado de la República.

Ahí el ex dirigente nacional, Damián Zepeda Vidales, es el coordinador de la bancada que tiene 24 escaños, pero que, sin embargo, es aritméticamente irrelevante a la hora de las votaciones.

El Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) suma en conjunto con sus partidos rémora, del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES), la mayoría calificada.

Ni en la Cámara Alta ni en la de Diputados, los panistas tienen mucho que ofrecerle como una bancada cómoda, de pactos y acompañamientos a las decisiones de los lopezobradoristas.

En la primera representan 18.75 por ciento de los 128 escaños, mientras en la segunda, con 79 curules, apenas alcanzan 15.8 por ciento de representatividad.

De ahí que el grupo heredero del ex dirigente y fallido candidato presidencial, Ricardo Anaya Cortés, opte por convertirse en una bancada de choque y contraste permanente hacia el gobierno que encabezará AMLO.

Así se ha comportado, porque lo ve redituable políticamente con miras a futuras elecciones.

La mayor prueba es la posición del Grupo Parlamentario del PAN (GPPAN) frente a la cancelación de la opción Texcoco como sede del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Zepeda y sus senadores fieles, entre quienes se encuentran panistas icónicos como Xóchitl Gálvez Ruiz, Josefina Vázquez Mota, Gustavo E. Madero Muñoz, entre otros, un día sí y otro también señalan los yerros del todavía presidente electo.

Recién condenaron “la farsa, la vacilada, el engaño de consulta popular”.

Alertaron sobre “el golpe brutal” para la economía nacional y los inversionistas, que costará, de acuerdo a sus cálculos, 200 mil millones de pesos.

“Esos que va a tirar a la basura Andrés Manuel López Obrador. Así, a la basura. Se pueden construir un millón 300 mil casas, según el dato que daba el propio gobierno relacionado a los damnificados del sismo, en donde dijo que estaba dando apoyos por 350 mil pesos por vivienda”, lanzó con estruendo el coordinador panista el martes pasado desde el Senado.

Ese grupo de panistas representa la posición radical y el planteamiento de que el Partido Acción Nacional (PAN) no debe dar tregua al tabasqueño en los años por venir.

Sin embargo, no hay claridad de que alguno de los dos aspirantes a la dirigencia nacional respalde esa visión radical de la mayoría de sus senadores.

Tanto Cortés como Gómez Morín han sido cautelosos en los adjetivos contra López Obrador y han criticado con tibieza sus acciones.

En esta indefinición que tendrá luz finalmente el segundo domingo del penúltimo mes de 2018, se juega en consecuencia por lo anterior la permanencia o defenestración de Zepeda de la coordinación del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara Alta.

Se ha escrito mucho sobre el supuesto pacto del ex gobernador Rafael Moreno Valle con Marko Cortés y con los gobernadores y ex mandatarios panistas, para apoyar al segundo a llegar al CEN a cambio de darle la jefatura de la bancada senatorial albiazul al poblano.

No sería raro, pero ello también pasa por la definición del conflicto postelectoral poblano y la última palabra del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Aparentemente, Moreno Valle es más proclive a la negociación con López Obrador y a la idea de convertir a las bancadas del PAN en aliadas del próximo presidente constitucional, a cambio de escenarios de conveniencia.

De ahí la trascendencia de esta definición que pesará al PAN los próximos seis años.

¿Pacto o enfrentamiento?

Eso, además de nombres y personas, está en juego.

López Obrador lo sabe y sigue de cerca el proceso.

gar_pro@hotmail.com

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