EL MENSAJE DE CERO TOLERANCIA A LAS SALVAJES TURBAS (O EL FIN DE “EL CAPITÁN AMÉRICA”)

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Un mensaje contundente de que se hará cumplir la ley, sin contemplaciones, y que se acabó la impunidad, llegó este jueves con la aprehensión de Armando N., alias El Capitán América, presunto líder y principal incitador de la turba que linchó, el 19 octubre de 2015, a dos hermanos encuestadores, quienes supuestamente fueron confundidos con “secuestradores de niños”, cuando realizaban su trabajo en la cabecera municipal de Ajalpan, Puebla.

Es también un mensaje a la sociedad, de que puede contar con las autoridades.

Ese tan recurrido lugar común del “largo brazo de la ley” se materializó en este caso.

No importó el tiempo.

Ni los cambios de administración estatal.

Tampoco fue obstáculo que el responsable de esa tarde-noche de horror hubiera huido por años.

Finalmente, la Fiscalía General del Estado (FGE) cumplió con la orden de aprehensión, en esta administración barbosista.

A casi cinco años de los hechos en que los hermanos José Abraham y Rey David Copado Molina fueron salvajemente golpeados y quemados aún con vida, se ha alcanzado a este personaje, al que también apodan El Betis.

Este caso de Ajalpan fue especialmente aterrador.

Trascendió a decenas de escenarios similares que se habían y se siguieron viviendo en Puebla, antes y después de ese año.

El rumor fue el motor de lo que terminó en tragedia.

Los encuestadores, estudiantes universitarios, que trabajaban para la empresa Marketing Research & Services, fueron “confundidos” con “robachicos”.

La población se alertó y pidió la intervención de la Policía Municipal.

Los muchachos de 25 y 35 años de edad fueron llevados por los agentes a la Presidencia Municipal.

El odio y más rumores envenenaron a la turba.

Ahí es donde se supone que estuvo, junto con su participación directa, el papel de El Capitán América como principal incitador.

La salvaje marabunta los sacó de esas instalaciones.

Enardecida también lesionó policías y robó armamento.

Hubo daños a la Presidencia.

Los linchó.

Puebla ha estado, en los últimos años, en los primeros lugares de estas conductas terribles de “justicia en mano propia”.

En 2018, con 48 casos, ocupó el primer lugar, de acuerdo con el recuento de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Se puede entender el hartazgo social.

Ese resorte de enojo máximo ante la impunidad y la inseguridad.

Pero ese no es el camino a la verdadera justicia.

Por eso, por su trasfondo social, la aprehensión de este sujeto es tan importante.

Cero tolerancia.

A los linchamientos.

A los delincuentes.

No importa que sean saldos de otras administraciones.

Los responsables van a caer.

En estos y otros asuntos.

Que le lea el que pueda leerlo.

gar_pro@hotmail.com

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