APUNTES SOBRE LA ELECCIÓN DEL NUEVO CONSEJO DE LA BUAP

foto-buap-para-columna

Sin sobresaltos y con señales de que hay horizonte pacífico, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) eligió a su nuevo Consejo Universitario. Quienes pensaban -o comentaban- que la rectora Lilia Cedillo Ramírez no sabía de política, se llevaron un primer desmentido.

En concilio, fueron renovados los 175 lugares de éste, el máximo órgano de la Universidad.

No deja de llamar la atención la tranquilidad con que se dio la renovación, pues la llegada de la nueva rectora se dio apenas el pasado 4 de octubre.

Una de las características que de ella se destacaron en los medios de comunicación y en círculos universitarios es que no se trataba de un perfil político.

En el sentido partidista no lo es, por supuesto.

Pero supo tejer fino para este encargo delicado que, en otros episodios de la BUAP, se realizaba entre gritos y sombrerazos.

O al menos en medio de alta tensión dada la importancia del Consejo universitario, ni más ni menos que el máximo órgano de decisión en la casa de estudios.

Los 175 consejeros propietarios, con sus suplentes, se conforman con 86 lugares para los estudiantes, 86 académicos y tres representantes del sector no académico de las áreas Carolino, Salud y Ciudad Universitaria.

Lilia Cedillo cumplió, de este modo, su promesa de campaña.

La renovación se realizó en paz.

Sin impugnaciones.

Y con mayoría a favor de la rectora.

La agenda se cumplió en tiempo y forma, también, para este caso.

Habrá quien diga que las unanimidades son sospechosas, pero la BUAP en los primeros días de esta nueva era, la era Cedillo, ha surcado sin problemas.

La contundencia con que ella llegó al cargo, se ha reflejado en este apoyo.

Los retos siguen.

En enero, con la pandemia en cifras bajas y el avance de la vacunación en el rango de edad de los estudiantes, la institución regresará a clases presenciales.

Se espera que, en el primer mes del próximo año, la mayoría de los estudiantes tenga las dos dosis de las vacunas.

El regreso a las aulas, que será con las precauciones debidas, mostrará otro signo de la normalidad en la institución.

A pesar de que, desde el inicio de la pandemia se pudieron realizar las clases a distancia, hay materias de algunas carreras que demandan una carga presencial.

Los ojos que veían a Lilia Cedillo con un déficit en su trayectoria, para poder lidiar con la vida política interna, seguramente estarán sorprendidos.

Hoy que todo ha resultado en calma, se podría suponer que la renovación del Consejo Universitario era pan comido.

Pero no.

El pasado ha mostrado que hay complejidad en conciliar intereses y fuerzas.

La rectora ha podido conseguirlo.

Junto con su equipo.

El primer examen ha tenido un buen resultado.

Es un buen presagio.

Porque la vida universitaria es en ocasiones vertiginosa.

gar_pro@hotmail.com

Leave a Reply

You must be logged in to post a comment.