CLAUDIA RIVERA, DE LA GRAN SIMULACIÓN A LA GRAN CAÍDA

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El cuento y la simulación de que es una “protegida” de Palacio Nacional y, por ello, intocable ante la ley y en Morena, pareciera que ya no serán suficientes para que la ex presidenta municipal de Puebla capital, Claudia Rivera Vivanco, y con ella todo su clan, deban enfrentar las consecuencias de la galopante corrupción de su gobierno (2018-2021) y sus excesos políticos. La justicia de los hombres y el karma cósmico tocan hoy a su puerta.

A un año de que finalizó su administración, un error histórico en toda la expresión del término, la política morenista que se veía ya como gobernadora en 2024 es la peor referencia del lopezobradorismo en todo el país.

La Auditoría Superior del Estado (ASE) ha detectado un posible daño patrimonial por mil 877 millones de pesos.

En el Ejercicio Fiscal 2020, se hallaron anomalías, como sobrecostos en obras y contratos con muchas irregularidades.

Mucha corrupción, en resumen.

El actual alcalde, Eduardo Rivera Pérez, pidió que “se investigue, resuelva y sancione” este caso.

Para nadie es nuevo la presunta defraudación de Claudia Rivera, su familia y sus allegados-depredadores en el Ayuntamiento 2018-2021, al erario.

Al menos la sospecha siempre estuvo presente.

Las certezas vinieron con el tiempo.

La activista pobre, que vivía en una medianía republicana, y que prometió honradez, se fue del Palacio del Ayuntamiento como política rica.

Lujos, frivolidades y excesos la acompañaron.

El clan Vivanco completo ha mandado a decir infinidad de veces que Claudia Rivera y todos los suyos están protegidos por el manto divino del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Que es intocable.

Que es una de sus “favoritas”.

Es un cuento chino.

Uno que ya muy pocos ingenuos se creen.

Si así fuera, no habría pasado ella un año en el desempleo.

Relegada también políticamente.

Cuando salió de la presidencia municipal, el 14 de octubre del año pasado, mucho se especuló de qué haría.

Algunos aventuraron la hipótesis de que tendría un gran cargo en el gobierno federal.

En la dirigencia nacional de Morena.

Que sería la superdelegada en Puebla de los programas sociales.

Nada de eso ocurrió.

Al contrario, lo que ha tenido es una gran caída.

En el pasado proceso de elección interna de su partido, no logró colocar a ninguno de los suyos como consejero.

Ni estatal ni nacional.

En el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) ya no tuvo la complicidad del presidente con periodo extendido, Mario Delgado Carrillo.

Ni una cartera menor hubo para ella o su grupo.

Su mamá, Eloísa Vivanco, vive sus últimas semanas como presidenta de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, pues se renovará junto con la Comisión Nacional de Elecciones.

Claudia Rivera, quien le presumía a los suyos que, una vez ganando la reelección en la alcaldía, estaría “con un pie en Casa Aguayo”, hoy no existe en la vida política del estado.

Sin embargo, su nombre seguirá apareciendo mucho en los medios de comunicación.

Pero no por buenas razones.

El presunto desfalco por poco más de mil 877 millones de pesos será noticia.

Podría ser en el corto plazo una bomba.

Y con olor a cárcel.

gar_pro@hotmail.com

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