Con la convulsión natural por la elección de la próxima dirigencia de la Sección 51 de Puebla del SNTE, la convocatoria para este proceso será publicada entre este lunes 24 y el miércoles 26 de octubre, con la dificultad adicional de las protestas, que internamente enrarecen este contexto, por el pago retroactivo del bono que ofreció el gobierno federal y que la administración estatal ya garantizó que será cubierto. El clima, por esto, es más tenso de lo común, y amaga con convertirse en verdadera tormenta.
Con estos riesgos, que ya se sintieron incluso en la visita del Presidente López Obrador, se espera con ansias el documento que establecerá las reglas de la renovación de la tan disputada dirigencia.
Una vez emitida la convocatoria, el proceso durará un mes.
Serán 15 días para conformar las planillas.
Luego 15 más para campañas.
Sobra decir que los ánimos están encendidos.
Al rojo vivo.
Las protestas por el pago del retroactivo del incremento nacional, descrito como “Fortalecimiento al Salario”, que va del uno a tres por ciento, dependiendo de las categorías, han atizado el panorama.
No solamente se protesta contra las autoridades estatales.
También contra los dirigentes de la sección, que dejará de encabezar en cosa de un mes Jaime García Roque.
Igualmente hay malestar y tensión por las reclasificaciones de percepciones y otros pagos retroactivos.
La Sección 51 poblana del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es un hervidero en estos días.
La ebullición no es ya un pronóstico, es una realidad.
Las acciones proselitistas, regalos, promesas y amenazas que reciben los maestros se han intensificado.
Hay presunto desvío de recursos.
Hay muchas manos negras metidas, también.
Desde Antorcha Magisterial, hasta el grupo del actual dirigente, se enfrascan en interminables y cada vez más ácidos enfrentamientos.
Desde junio pasado hay siete contendientes.
Dinorah García Hernández, la única mujer en esta contienda y cercana al ex dirigente Cirilo Salas.
Alfredo Gómez Palacios, secretario de Préstamos del ISSSTEP, un contendiente con buenas cartas por las gestiones que ha realizado a favor de los maestros.
“El priísta de hueso colorado” Felipe Neri Morán Álvarez, hoy secretario de Finanzas del SNTE 51. Tiene presuntas ligas con los líderes de Antorcha Campesina.
Juan Durán Martínez, líder de Movimiento Democrático Magisterial, considerado “un esquirol” del magisterio.
Virgilio Rodríguez García, director del Centro Escolar de Amozoc, quien se vende como un líder casi casi latinoamericano del magisterio, pero es solamente una distorsión que él ve frente al espejo.
Juan Díaz de León, supervisor de Bachilleratos y, al igual que Virgilio Rodríguez, pertenece al “Grupo Finanzas”.
Y Gumercindo Herrera Rivera, coordinador de Organización General, un cargo que dice que tiene, aunque es inexistente estatutos.
Nada raro sería que, una vez emitida la convocatoria, vengan declinaciones.
Mientras tanto, lo que falta es prudencia y paciencia.
Lo que sobra son descalificaciones, ataques, acusaciones.
Como hemos escrito en entregas anteriores sobre el caso: ¡esto es una guerra!
Viene la artillería pesada.
MELITÓN Y LA CANDIDATURA QUE NO FUE
Aunque el secretario de Educación, Melitón Lozano Pérez, jura y perjura que nada tuvo que ver con las protestas de maestros este sábado en Ayoxuxtla, en el acto del Presidente de la República, las huellas que dejó su grupo político dicen lo contrario.
Su sobrino, Víctor Ríos de los Santos, se coordinó a la vista de todos con Rodrigo Abdala, delegado de Bienestar.
Lucila Fidela Martínez, del grupo político del ex presidente municipal de Izúcar, fue de las cabecillas de la breve gritoniza.
Otros más fueron fotografiados e identificados como afines a Melitón.
Melitón, ahora se sabe, ha jugado doble en el caso del pago retroactivo a los maestros.
Sabía de la dificultad de conseguir los recursos y de todos modos prometió el pago.
Es un pago que requiere de dinero estatal.
Hizo caravana con sombrero ajeno.
Con el erario poblano.
Todo, porque está en campaña.
Una campaña que, en su caso, ya no será.
Ahí están las consecuencias.