LA DOLOROSA MUERTE DE MIGUEL BARBOSA Y LA UNIDAD DEL GRUPO BARBOSISTA ANTE LA TERRIBLE ADVERSIDAD

ANIVERSARIO LUCTUOSO . NICOLÁS BRAVO

La tragedia de la falta definitiva del titular del Poder Ejecutivo ha vuelto a golpear con toda crudeza a Puebla. La terrible, dolorosa, dramática pérdida de Miguel Barbosa Huerta deja un duelo muy grande en las dimensiones personal, familiar y política para la entidad. Esta repentina muerte, sin embargo, se da en un contexto de estabilidad política. Distinto de otros tiempos contemporáneos. También en un momento de cohesión entre los Poderes del estado, cada cuál en su división de influencia, y los órdenes de gobierno. Y la meta es que eso prevalezca por el bien de todos.

Sacudida ahora nuevamente, la clase política poblana debió haber aprendido las lecciones graves del pasado.

La ausencia del líder político y social que sin duda fue Miguel Barbosa Huerta debe ser en los próximos días motivo de mayor unidad.

La Constitución del estado marca el procedimiento para la elección de un gobernador sustituto o gobernadora sustituta.

Como encargada de despacho -por espacio de 15 días- ha quedado la titular de la Secretaría de Gobernación, Ana Lucía Hill Mayoral.

En su Artículo 57, se establece que son facultades del Congreso local:

XIX.- Elegir al ciudadano que deba sustituir al Gobernador de elección popular, si la falta absoluta de éste se presenta durante los cuatro últimos años del período. Dicho funcionario se denominará Gobernador Sustituto.

La mayoría en el Congreso del estado que deberá desahogar este proceso es barbosista.

Los integrantes de las bancadas afines al desaparecido gobernador, incluso con previsibles fracturas por las afinidades a otros personajes, que pudieran darse, están en posibilidad de conseguir la mayoría calificada necesaria.

Las dos terceras partes de los 41 legisladores y legisladoras.

Unidad y un cabildeo eficiente deben ser las divisas de los próximos días.

Esa mayoría barbosista está, junto con los votos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en la posibilidad de configurar esa mayoría calificada sin mayores contratiempos.

Ese es el mayor de los elementos a considerar.

Ese es el valor que deben conservar las diputadas y los diputados que desde el arranque de la actual LXI Legislatura local, trabajaron con convicción al lado de Miguel Barbosa.

No es momento de flaquezas y mucho menos de traiciones por más que haya tantos intereses en juego y tantas, tantísimas ambiciones conspirando tras bambalinas.

Las reformas que se realizaron a propuesta del Ejecutivo en este tiempo, y la más importante, la Reforma Judicial, serán sin duda el legado del gobernador.

Lamentablemente, muchos buitres se desataron en redes sociales antes, durante y después del anuncio de su fallecimiento. Asomaron la cabeza y quedaron descritos en su inmensa miseria humana.

Otros más han festinado y comienzan a operar para presionar a los legisladores locales.

Entre los máximos valores que ponderó Miguel Barbosa siempre estuvo la lealtad.

La lealtad y la amistad; de ésta última fui testigo directo durante muchos, muchos años, porque siempre supo ser amigo de sus amigos, sin concesiones ni excepciones.

Aquellos que pretendieron presionar a Puebla o traicionarlo a él quedaron fuera de la administración.

Hoy esa unidad, la unidad del grupo barbosista, es menester para mantener la estabilidad del estado, que no se merece nuevamente caer en la espiral de la ingobernabilidad, la división y las guerras intestinas por el poder.

Que así sea.

***

Desde aquí un fuerte, fuerte abrazo a doña Rosario, a sus hijos y a todos y cada uno de los familiares, amigos, colaboradores y simpatizantes de Barbosa Huerta, con quienes comparto el dolor de esta partida y de esta ausencia que marcará un antes y un después en la historia de Puebla.

Descansa en paz querido Miguel.

gar_pro@hotmail.com

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