Lalo Rivera: ¿rehén de “El Tigre”?

Arturo Luna Silva

Que Eduardo Rivera Pérez no tendrá un trienio tan a modo como suponen muchos de sus colaboradores más cercanos. Ésos, los que aún no se sientan en Palacio Municipal y ya dicen que están listos para Casa Puebla.

Además de los problemas urgentes de la ciudad de Puebla, la falta de recursos y el yugo que sin duda ejercerá sobre su figura el gobernador Moreno Valle, el próximo presidente municipal deberá poner cara a un frente interno bastante complicado, producto de las negociaciones que tuvo que hacer para, en su momento, convertirse en el candidato del PAN a la alcaldía.

Con su rival en el proceso interno, Humberto “El Tigre” Aguilar Coronado, Lalo Rivera negoció cinco regidurías, mismas que terminaron por recaer en Carlos Ibáñez, Pedro Alberto Gutiérrez, Jaime Zurita, “El Chango” Carmona y Martha Patricia Thomé Andrade (a) “La Chupitos”.

Pero no sólo eso: según el acuerdo, Lalo Rivera se comprometió a cederle, en caso de que ganara la elección, la Secretaría de Gobernación, posición clave para el manejo político de la comuna.

El arreglo ya le está saliendo caro, muy caro, al hoy edil electo, y eso que aún no empieza su gobierno.

Ahí está, por ejemplo, el pleito de comadres –caracterizado por los golpes bajos y los berrinches- entre Matías Rivero y Carlos Ibáñez por la coordinación de regidores panistas del próximo Cabildo. Pleito que Lalo ha sido incapaz de frenar, pues sus únicos y verdaderos futuros aliados en el Cabildo (Marcelino Léon Ochoa, Miriam Mozo Rodríguez y el citado Matías Rivero) tampoco tienen mucho con qué ayudarlo.

En los hechos, “El Tigre” va que vuela para comerle el mandado a Rivera, quien, tal vez por el deseo de ganar a como diera lugar, sobrevaloró el verdadero capital político de quien hoy busca convertirse en una especie de factótum del nuevo ayuntamiento, a pesar de que realmente su aportación al triunfo fue mínima.

Aguilar Coronado tendría control e influencia sobre buena parte de los regidores del PAN y si eso no fuese suficiente, también Gobernación Municipal, a donde llegará un alfil de Jaime Zurita.

En otras palabras: Rivera podría terminar siendo su rehén, a menos que, claro, desconozca los acuerdos e imponga su voluntad por la libre, cosa que no encaja en el perfil de un político como él.

Así que además de tener que lidiar con Israel Pacheco, el depredador líder sindical de los trabajadores del ayuntamiento, con quien también pactó en campaña, Lalo tendrá que imponer su autoridad, y con firmeza, si no quiere terminar como un mero encargado de despacho, a merced de todos, todos los intereses que lo rodean y sobre todo de aquellos que ni se despeinaron para lograr lo que parecía imposible: vencer al PRI el pasado 4 de julio.

¿Podrá?

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Tómelo con reserva pero cuentan que en algunos pueblos de la entidad empezaron a circular una especie de formatos muy parecidos a las boletas electorales con los nombres y las fotografías de Javier López Zavala, Enrique Doger Guerrero y Blanca Alcalá Ruiz –en ese orden-, acompañados de la pregunta:

“¿Quién te gustaría para nuevo presidente estatal del PRI?”.

Dichos formatos son entregados al final de los mítines o las reuniones que López Zavala está llevando a cabo como parte de su ¿gira? para agradecer a los militantes del PRI que votaron por él.

Los enterados dicen que es la forma que el ex candidato a la gubernatura ha elegido para intentar legitimar su futura imposición como dirigente del PRI, en lugar de Alejandro Armenta.

Se trata de una especie de consulta informal que ya tiene más de una semana y que si bien ha tratado de pasar discreta, ya llegó a oídos de los priístas, especialmente de aquellos que también aspiran a la presidencia y ya se dicen excluidos del singular ejercicio, como Jorge Estefan Chidiac, Alberto Jiménez Merino, Jaime Alcántara Silva, Pablo Fernández del Campo, Lucero Saldañay Alberto Amador, más los que se acumulen esta semana.

gar_pro@hotmail.com

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