¿Traidores en el PRI? (II)

Arturo Luna Silva

“Aquellos partidarios que ayudan al enemigo dentro de un país en guerra”.

Así define cualquier diccionario (incluso los de medio pelo) a los quintacolumnistas.

Es decir: los traidores.

Los doble cara.

Los que apenas te das la vuelta, te clavan el puñal en la espalda.

Ésos, los mismos que ayer Alejandro Armenta confirmó que sí existen en su partido.

Los que están disimulando o evadiendo la responsabilidad que les corresponde en esta campaña electoral.

Y más: haciendo lo posible, y hasta lo imposible, por hacer que el PRI fracase.

Los mismos pérfidos y desleales que el líder estatal del tricolor se comprometió a denunciar, supongo que con nombres y apellidos, tras el 5 de julio.

¿Se atreverá?

***

Pero quizá no sea necesario esperar tanto para saber quiénes están traicionando al Revolucionario Institucional.

(Por cierto: es aquí donde está el verdadero interés por el 2009: en las sangrientas pugnas –y purgas- al interior de los partidos para ganar desde hoy el 2010; no en las aburridas e insípidas campañas de los candidatos a diputados federales).

Para ello, basta responder a tres preguntas:

¿A quiénes conviene el fracaso de Armenta y con éste, la ruina de Javier López Zavala?

¿Quiénes están esperando que el dirigente priísta se hunda con todo y el PRItánic?

¿Quiénes están haciendo todo, y todo es todo, porque Armenta y López Zavala entreguen malas, muy malas cuentas al primer priísta de Puebla el próximo 5 de julio?

Seguramente son una legión los interesados.

No lo dudo ni tantito.

Pero de todos ellos, quiénes tienen realmente la capacidad para conseguir su propósito.

No son muchos.

No más de tres.

Y menos de cinco.

Entre ellos…

Es ahí, justo ahí, donde están los traidores de los cuales habla Alejandro Armenta.

¿Ya los ubicó?

Yo también.

***

Por lo demás…

No sería la primera –ni la última vez- que en el PRI poblano los quintacolumnistas deciden el rumbo de una elección constitucional e influyen en el triunfo de la oposición para conseguir fines de facción.

Pueden preguntarle, por ejemplo, a Germán Sierra.

O si lo prefieren a don Carlos Alberto Julián y Nácer.

Ambos, como candidatos a la presidencia municipal de Puebla, fueron víctimas de los traidores priístas –hoy, fíjese qué curioso, algunos de ellos en el poder-.

En distintas épocas.

Por distintos protagonistas.

Pero víctimas a final de cuentas de exactamente lo mismo.

La daga de la traición interna.

¿Tú también, Brutus?

***

La presidenta municipal Blanca Alcalá se abrió de la campaña 2009 desde que no hizo el más mínimo intento por pelear para alguien cercano a ella alguna candidatura a diputado (a) federal por alguno de los 4 distritos con cabecera en Puebla capital.

La omisión –por llamarla de algún modo- se leyó en Casa Puebla prácticamente como señal de guerra.

La cosa se puso peor cuando, con las campañas ya arrancadas, la alcaldesa se hizo como que la virgen le hablaba –a pesar de recibir y aceptar las tareas propias que, en tiempos electorales, corresponden a quien gobierna el municipio de Puebla-.

Es decir: le encargaron cosas, cosas muy concretas, y nada de nada.

Hasta hoy.

Es suficiente con hablar con uno o todos los candidatos priístas a diputados federales por Puebla capital: están que trinan.

Paloma Guillén, la inteligente delegada de del PRI, fue la primera en detectar la estrategia de Alcalá: ése ver pasar los toros desde la barrera.

O mejor dicho: ése sentarse en el quicio de la puerta a esperar a que pase el cadáver de nuestro enemigo.

Esa misma actitud que hoy muchos leen como ¿traición?

Pues en opinión de muchos, Alcalá sabe que sería una de las beneficiadas con el hipotético fracaso del PRI versus Armenta versus López Zavala.

No sería la primera –ni la última- vez que la presidenta municipal, digamos, decepciona a Mario Marín.

Recuerdo tres que ya escribí en enero de este año en Milenio Puebla, con la entrega “Los pecados de Alcalá”, pero que hoy recupero porque hoy explican mejor la coyuntura priísta de guerra por el 2010:

1. Decir sí, pero luego bloquear a Roberto Marín Torres. Prometió crearle una Secretaría de Desarrollo Rural y nombrarlo titular de la misma, pero eso nunca sucedió. Todo fue un engaño.

2. Decir que el vetado Víctor M. Giorgana no tendría un papel preponderante dentro de su administración y hacer todo lo contrario. Al inicio del trienio lo nombró coordinador de Políticas Públicas y así distrajo al “enemigo”; pero luego, en un enroque cuestionado en Casa Puebla, le entregó la –con moño incluido- secretaría municipal de mayor proyección electoral, influencia administrativa y capacidad de maniobra: la de Desarrollo Social. Volvió a mentir.

3. Negarse a apoyar al PRI de la ciudad de Puebla con dinero (of course, previa lavandería) para su sostenimiento. Enrique Doger era y es odiado en Casa Puebla, pero incluso él, en sus tiempos de alcalde, cumplía con lo que es una “obligación” de, digamos, el “primer priísta” del municipio: aflojar la billetera. O sacudir al erario para que sus racimos caigan sobre el ex partidazo. En el trienio dogerista, cuentan, era medio millón de pesos al mes. ¿Y con Blanca? Dicen que cero. Incluso hoy, en tiempo de campañas.

¿Verdad Carlos Meza?

***

Y ya nada más para terminar de redondear (o contextualizar) el tema de los traidores en el PRI –que promete más y más-, cito al periodista Ricardo Morales, que escribió ayer en “Serpientes y Escaleras” del diario Intolerancia:

“¿Dónde está doña Blanca?

“Esa pregunta se la comienzan a hacer una y otra vez miles de priistas en Puebla capital, quienes ven con estupefacción, y hasta con desconfianza, la notable ausencia de la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá, una vez que el PRI arrancó sus campañas en esta ciudad capital (…)

“Sea lo que sea es notaria la ausencia de la presidenta municipal una vez que arrancó la campaña, lo cual ha originado, y de eso sí tengo múltiples referencias, algunos reproches de los candidatos por Puebla, los cuales se encuentran con frecuentes reclamos por parte de la gente por la falta de obra pública” (sic).

Y también reproduzco al columnista Jorge Rodríguez, quien ayer dijo en su columna “A Puerta Cerrada” de El Sol de Puebla:

“Necio contra testarudo”.

“O lo que es lo mismo: Víctor Giorgana contra Carlos Meza.
“El secretario de Desarrollo Social del ayuntamiento de Puebla continúa negándose a pagar sus cuotas al comité municipal del PRI de la misma ciudad a la que quiere gobernar (después de Blanca Alcalá, aclaro, no vaya usted a espantarse). “Y por su parte, el presidente de ese comité municipal priísta insiste en recordarle al secretario que las arcas del partido están, todavía, a la espera de esas cuotas.
“Ninguno cede.
Lic. Víctor Manuel Giorgana Jiménez. Secretario de Desarrollo Social del H. Ayuntamiento del Municipio de Puebla”, comienza un documento firmado por Carlos Meza y Enoé González el pasado lunes 27 de abril, y recibido pro la secretaría particular de Giorgana el miércoles 29. “Por este conducto”, añade el texto, “le recuerdo que en el mes de septiembre del año pasado el Comité Municipal del PRI le envió un oficio informándole los resultados de la Veinte Asamblea Nacional del PRI (…)
Llama la atención que Giorgana Jiménez se niegue a pagarle cuotas al partido cuando fue líder estatal del mismo, y, peor aún, cuando desea ser candidato a presidente municipal (…)”.

¿Así o más claro?

gar_pro@hotmail.com

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