LA MISIÓN SUICIDA DEL PRI: LA ANULACIÓN POR “REBASE” DE LOS TOPES DE CAMPAÑA

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A unos días de que hablen las urnas, la misión suicida del Partido Revolucionario Institucional (PRI), esa que busca la anulación del actual proceso a la gubernatura de Puebla, se ve muy difícil, en especial por la ventaja que han reportado a favor del candidato aliancista los estudios demoscópicos serios y las reglas electorales vigentes, desde la más reciente reforma de 2014.

No hay cuadratura ni claridad en la estrategia del tricolor, por más recovecos jurídicos que busca para salvar del naufragio a su candidata Blanca Alcalá Ruiz, para ensuciar la elección de gobernador y para conseguir en la mesa lo que, todo apunta, no podrá lograr con votos, ni el respaldo de la mayoría de los poblanos.

En su desesperación, el PRI y sus aliados, los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Encuentro Social (ES), ya no están en el trabajo de sumar votos, sino en la labor de multiplicar denuncias y simular ataques en su contra, además de buscarle “anomalías” a la campaña de su adversario.

La meta es llevar esas “denuncias” ante el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) y la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), para solicitar la nulidad.

Desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) se ha instruido a los priístas poblanos -incapaces de diseñar ellos mismos una estrategia así- que la “posibilidad más viable” es solicitar la anulación por el “rebase” de los topes de campaña

Así, además, buscan, en una estrategia que no advierten que es casi imposible, dejar fuera de una eventual reposición de la contienda al actual candidato de la coalición “Sigamos Avanzando”, Tony Gali, con la esperanza de que les pongan enfrente a alguien con menos carisma y arrastre.

Hay que recordar que esta es la primera elección estatal que se disputa con la regla de que el rebase de los gastos de campaña, en al menos 5 por ciento del monto fijado, es una causal de nulidad y, de comprobarse, deja fuera de la nueva elección extraordinaria a quien haya incurrido en esa falta.

Hasta ahí pareciera consistente la estrategia de los priístas, quienes en los últimos días tienen como línea discursiva invariable que Gali Fayad “ya rebasó” en más de 7 por ciento la cifra permitida y aprobada de 35.8 millones de pesos.

Cantan victoria y sonríen ante la posibilidad de que este tema les dé para la anulación del proceso y deshabilitar a Gali, para vencer en la mesa y con alegatos jurídicos, lo que no podrán lograr en las urnas.

Sin embargo, hay un cálculo aritmético elemental que olvidan los priístas y que echa por tierra su intención de desacreditar el proceso y pasar por encima de la voluntad de la mayoría de los poblanos.

Efectivamente, el rebase de los topes de campaña en más de 5 por ciento del monto establecido es una causal de anulación, sí, pero solamente cuando éste se da en combinación con una elección muy cerrada, en la que la ventaja entre el primero y segundo lugares sea menor a 5 puntos porcentuales.

El Artículo 41, Fracción VI de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ley general a la que se sujetan las normas secundarias, establece con claridad esos casos y así quedó asentado en la más reciente reforma electoral de 2014.

“VI. (…)

“La ley establecerá el sistema de nulidades de las elecciones federales o locales por violaciones graves, dolosas y determinantes en los siguientes casos:

“a) Se exceda el gasto de campaña en un cinco por ciento del monto total autorizado;

“b) Se compre o adquiera cobertura informativa o tiempos en radio y televisión, fuera de los supuestos previstos en la ley;

“c) Se reciban o utilicen recursos de procedencia ilícita o recursos públicos en las campañas.

“Dichas violaciones deberán acreditarse de manera objetiva y material. Se presumirá que las violaciones son determinantes cuando la diferencia entre la votación obtenida entre el primero y el segundo lugar sea menor al cinco por ciento.

“En caso de nulidad de la elección, se convocará a una elección extraordinaria, en la que no podrá participar la persona sancionada.”

Visto así, el PRI y Blanca Alcalá no solamente deberían demostrar, “de manera objetiva y material”, que el abanderado aliancista rebasó los topes de campaña en más de 5 por ciento, sino que además deberá acercarse a menos de 5 puntos porcentuales de él.

Así lo aclaró en su reciente visita a Puebla, por si alguna duda quedaba y que parece estar solamente en el campamento priísta, el consejero del INE Marco Antonio Baños Martínez.

“Aun cuando hubiera un rebase de tope de campaña no hay anulación de la elección (…) no es nada más rebasar el tope con un 5 por ciento más sino que se actualice el otro supuesto: que la diferencia entre el primero y segundo lugar sea menor de cinco puntos porcentuales de la votación, así está la redacción de la ley, sobre esa base se tiene que revisar”, dijo este viernes en conferencia sobre el proceso electoral de Puebla.

Esa combinación, con la información que hoy tenemos a la mano, resulta no solamente improbable, sino materialmente imposible.

Hay un tercer elemento que muestra la inviabilidad de la estrategia de los priístas: nunca se ha llegado a la nulidad por esta causa.

Los dos antecedentes de anulación de elecciones de gobernador, la de Tabasco en el año 2000, y de Colima en 2015, se dieron por otras causales: la anulación abstracta, en el primer caso, con base criterios generales, por considerarse que fueron superados “los lineamientos de normas locales”; en tanto que la “injerencia indebida de funcionarios públicos del estado”, fue el eje fundamental del segundo.

Además, no hay jurisprudencia en la aplicación de esta regla que puede llevar a una anulación por el rebase de los topes de campaña, pues es la primera vez que se usa en un proceso comicial local en Puebla y se estrenó, a nivel federal, en la elección de diputados del año pasado, sin que se llegara a la anulación en ninguno de los 300 distritos del país.

De este modo, los priístas y sus aliados lo único que evidencian es su desesperación, su falta de conocimiento de la ley y sus cuentas demasiado optimistas e irreales.

Basta decir que la frase de “por ahí no es”, viene más que justa a los cálculos del CEN del tricolor y los priístas poblanos.

gar_pro@hotmail.com

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