Archivo de Febrero de 2012

Hijastras hermosas

Martes, 28 de Febrero de 2012

Lesly Mellado May

Tere y Rosy están encogidas en la larga mesa familiar y no es para menos. Una muy bajita y la otra muy alta, acaban de escuchar que su madre se equivocó de semental, perdón, de padre. Y no están enojadas, las mueve a risa porque las palabras de Imelda han salido con tanta sinceridad y sin ánimo de ofender que no hay más que respirar hondo y carcajearse.

-Mamá, por qué no me dejaste casar con Mario, mis hijas hubieran salido bien bonitas, asestó Imelda.

En cualquier familia, la frase hubiera generado un profundo y condenatorio silencio; en esta, el compadre chismoso  no dudó: “cuenta, cuenta…”

“Ay compadrito, es que vieras a las hijas de Mario. La verdad mis respetos. La primera, bueno, esa sí salió media trompudita porque se parece a la mamá, pero las otras dos… no, no, no… pero que bonitas”.

La mujer no se conformó con contar y abandonó su silla para actuar. Irguió su bien cuidado cuerpo de medio centenario para seguir describiendo a sus no hijas: “No sólo están bonitas y blancas, tienen cuerpazo y un porte que uno las ve y ni parecen hijas de su mamá. Son muy guapas, la verdad, en todo se parecen a Mario, bueno, menos la más grande que ya les dije que está trompudita”.

“El otro día me las encontré en el centro comercial, bueno era como pasarela de lo guapas que están, y además muy educadas y elegantes, porque además tienen muy buen gusto…”

Las carcajadas no se hicieron esperar. Imelda volteó hacia todos lados y no entendía la comicidad de sus palabras. Tere y Rosy sonreían diciendo con la mirada: déjenla que siga hablando. El compadre metiche las abrazó: “Pero comadre, mira mis ahijaditas son muy guapas, se parecen a mi compadrito David, pero más más a ti”.

“Sí compadre, mis hijas son simpáticas. Pero compadrito, es que no has visto a las otras, no conoces a las hijas de Mario, esas sí que son bonitas…”

Las mil promesas de Eduardo Rivera

Miércoles, 15 de Febrero de 2012

Lesly Mellado May

Bien dicen que prometer no empobrece, y el alcalde de Puebla, Eduardo Rivera, ni por asomo está pobre.

Esto dijo el 14 de febrero de 2011 en su toma de posesión:

Pavimentaremos vialidades en concreto hidráulico con una inversión de 1200 millones de pesos, que representa tan solo en el primer año 292 kilómetros, equivalentes a 1,146 calles, o para darnos una idea la distancia que existe de Puebla al puerto de Veracruz.

“Pero independiente a este esfuerzo conjunto, el ayuntamiento con recursos propios y buscando recursos adicionales, iniciará con una inversión de 319 millones de pesos, cuidará y pavimentará en juntas auxiliares y colonias de la periferia 176 kilómetros, equivalente a 693 calles. Es decir dos veces la distancia de Puebla al Distrito Federal.

(…) Vamos a iniciar el círculo virtuoso pavimentando con concreto hidráulico, pavimentando en zonas marginadas y cumpliendo con creces las mil calles que prometimos en campaña”.

Cual promesa de 14 de febrero, fue flor de un día. Este es el resultado oficial del programa de Mil Calles:

“Eduardo Rivera Pérez entregó la calle número mil en la central de Abasto, con lo que se da cumplimiento al compromiso de emitido en la pasada campaña electoral, de pavimentar Mil nuevas calles en su primer año de gestión, invirtiendo más de 431 millones de pesos, monto histórico para el municipio de Puebla en materia de vialidades”.

Se pavimentaron un total de 681 mil 300 metros cuadrados, el 86 por ciento de esta superficie está ubicada en juntas auxiliares del municipio.

Lo que pasó:

No fueron 1146 calles de concreto hidráulico, en su mayoría las mil vías se pavimentaron con asfalto y algunas con adoquín.

Para justificar que una calle valía por 7 o 20 (y no es broma), el ayuntamiento inventó una sofisticadísima fórmula que nunca alcancé a comprender.

Y sobre la inversión tampoco lograron aclarar los números.

Lo que opino es que Eduardo Rivera no tenía claro el programa de pavimentación, a pesar de que en teoría tuvo medio año para diseñarlo y también para preparar su discurso de toma de posesión.

Ora qué

Domingo, 12 de Febrero de 2012

Lesly Mellado May

En la UPAEP me enseñaron a ser guadalupana, porque así lo eran las protagonistas de telenovela. Pero viendo esta foto del rector de la BUAP, Enrique Agüera, en La Villita, me salió lo lumpen y sólo atine a exclamar: ora qué.

El benjamín de los Morales

Lunes, 6 de Febrero de 2012

Lesly Mellado May

Los Morales, no los hijos de María, sino los que tienen como líder a Melquiades andan muy orondos queriendo ser candidatos en la elección de este 2012.

Jesús, el hermano del ex gobernador poblano, que ya es diputado local, quiere ser diputado federal.

Fernando, el hijo de Melquiades, también quiere ser senador como su padre y en su intento ya hasta inició un proceso legal que tiene como fin exhibir los desencuentros de Blanca Alcalá y Javier López Zavala que seguramente no abonarán al triunfo del PRI.

Tiene razón en buena parte de las críticas que hace a sus contrincantes para conseguir la candidatura, pero sucede que el benjamín no deja bien parados a los Morales, y es que como diputado local en la LVI Legislatura (2005-2008) se distinguió del resto de una manera muy especial: fue el más faltista.

Sí, cual estudiante rebelde, el legislador se iba de pinta y no llegaba a las sesiones del pleno, y si acudía lo hacía con retraso. Como ejemplo puedo citar que en un recuento realizado en 2006, se llevó el primer lugar en faltas, pues no llegó a 7 de las 28 sesiones ordinarias del Congreso.

Además, un par de veces se suspendió la sesión de la comisión de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente que discutía la iniciativa de ley de Residuos Sólidos porque el legislador no llegó.

Que Fernando respondiera o no “presente” en el pase de lista del Congreso daba lo mismo porque aunque llegara a la sesión, su curul permanecía vacía pues se retiraba del salón e ingresaba sólo en el momento en que se toma votación.

Sí, ese Morales, Fernando, quiere otra curul, ahora en el Senado ¿para dejarla vacía?