Archive for November, 2012

PRI: ¿Muerto el Perro se acabó la Rabia?

Thursday, November 29th, 2012

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Se afirma por ahí que muerto el perro se acabó la rabia, sabio dicho popular que aplicaría para el ex delegado presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Fernando Morales Martínez.

Pero desgraciadamente, su salida no fue como él lo expuso el pasado domingo a los medios de comunicación.

Acreditadas fuentes del CEN cuentan que harto de los abusos de Fernando Morales, el dirigente Pedro Joaquín Coldwell envió al hidalguense Jorge Márquez, secretario de Organización y sustituto del todopoderoso Miguel Ángel Osorio Chong, para poner orden de inmediato en el PRI poblano.

Márquez traía bajo el brazo un detallado informe sobre la situación. Y es que previamente, connotados priístas del estado se habían ocupado de documentar todos y cada uno de los actos de sumisión, abandono del partido, imposiciones y sobre todo malos manejos financieros cometidos por el junior, a quien ya ni San Melquiades pudo salvar.

Así, no hubo remedio: fue obligado a renunciar ipso facto. De hecho, ni siquiera le iban a dar la oportunidad de despedirse ante los medios de comunicación. Pero con tal de que se fuera ya, todavía se lo toleraron.

Lo peor es lo que se supo después: que con el fin de boicotear el arribo de su sucesor, Pablo Fernández del Campo, y dejar su última “huella” en el edificio de la Diagonal, a Fernando Morales y sus incondicionales Miguel Ángel Ceballos, Ángeles Mendoza y Víctor Huerta Morales, todavía les dio tiempo de desmantelar todas las computadoras instaladas en la sede del PRI, borrando toda la información histórica de carácter político y electoral que se almacenaba en ellas.

Sí, Morales Martínez se marchó molesto, molestísimo, con su propio partido.

El pasado martes, al medio día, se reunió con su grupo compacto en el hotel Lastra.

Ahí, según uno de los asistentes, no dejó de despotricar –muy a su estilo- en contra del PRI y específicamente de Enrique Peña Nieto.

Carretonero que una vez se atrevió en público a cuestionar las preferencias sexuales de Vicente Fox, dijo que el presidente de México es un “copetón pendejo” y que él, junto con su amigo el gobernador Rafael Moreno Valle, se encargará de que el PRI pierda la mayoría de las presidencias municipales y diputaciones en Puebla en los comicios del próximo año.

O sea, de nivel.

Además, claro, habló pestes de su relevo, Pablo Fernández del Campo, de quien lo más suavecito que dijo es que es un político “verde y sin experiencia”, que conducirá al fracaso al partido en el 2013.

Testigo de los excesos verbales y berrinches de Fernando Morales fue, entre otros, la ex secretaria general del PRI, Fedrha Isabel Suriano Corrales, quien reía y se rascaba la panza como si estuviera viendo al mismísimo Polo-Polo contando algunos de sus famosos chistes.

Por eso, la pregunta: ¿muerto el perro se acabó la rabia?

¡¿En serio?!

***

Antes de concluir su sexenio, el gobierno calderonista no olvidó exonerar al panista Arturo Flores Grande, delegado en Puebla de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo, de las acusaciones que le hizo un grupo de habitantes del municipio de Amozoc de Mota.

En marzo de este año, el funcionario fue señalado de incurrir en tráfico de influencias y conflicto de intereses por fungir como “asesor directo” de la alcaldesa de esa población, Rosa Elva de Ita Marín.

Sin embargo, el pasado 24 de septiembre el Órgano Interno de Control de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, encabezado por Angélica González Valencia, le adelantó su regalo de Navidad.

Y es que concluyó que “no se cuentan con elementos para acreditar la presunta comisión de conductas irregulares administrativamente sancionables, atribuibles al servidor público denunciado”.

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¿A qué fueron realmente los diputados Víctor Hugo Islas –de Nueva Alianza- y Lucio Rangel Mendoza –del PAN- a Qatar?

¿A una conferencia de cambio climático que se realiza en el país asiático, pese a que ninguno forma parte de la Comisión de Medio Ambiente ni ha presentado proyectos o iniciativas relacionadas con ese tema?

¿O de paseo a cargo, claro, del erario?

Una fuente enterada de los detalles del periplo de los legisladores señala que, en efecto, el viaje redondo tiene un costo de 2 mil 300 dólares, más los alimentos y el hospedaje.

El evento es en la ciudad de Doha, a donde se llega después de aproximadamente 36 horas de vuelo, haciendo escala en Houston, Chicago o Washington; en el mejor de los casos, en París o Amsterdam, esperando abordar el avión en un lapso de dos a doce horas según proceda.

Sin embargo, esto no es lo importante, sino el hecho de que una vez allá no los van a dejar entrar a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, toda vez que no están acreditados, un requisito absolutamente indispensable y que sólo otorgan las ONG´s o las partes como se denomina a los países participantes, alrededor de 194 más los de la Unión Europea.

Cuando regresen, sería muy interesante preguntarles si al menos conocen cuáles son los gases del efecto invernadero que contaminan el planeta, qué son las energías renovables, qué es (o con qué se come) el Protocolo de Kyoto, por qué se llama COP18, qué naciones cuentan con Ley General de Cambio Climático, qué son los vehículos híbridos, cómo funciona la energía eólica…

O ya para no ponernos tan exigentes, si al menos conocen o han oído hablar alguna vez en sus vidas de Ban-Ki-moon o de Karen Christiana Figueres Olsen.

Seguro vamos a confirmar tooodas nuestras sospechas.

gar_pro@hotmail.com

Prensa y Poder en Puebla, Crónica de la Tormenta

Wednesday, November 28th, 2012

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¿A qué nos estamos enfrentando los periodistas y medios de comunicación en Puebla?

¿Encaramos un escenario inédito?

¿Una situación de excepción?

No, me parece que no, de ninguna manera.

De hecho, esta “película” ya la hemos visto varias veces, y con idéntico guión, al menos desde que tengo memoria periodística.

Hoy, ciertamente, no son buenos tiempos para la prensa en Puebla, pero ¿alguna vez lo fueron?

Quienes estamos aquí sabemos, y sabemos bien, que el periodismo crítico es una batalla permanente y que quien se mete en ella se mete a sabiendas de sus costos.

Y que las pugnas, los choques, los debates, las tensiones, la constante lucha entre el poder y los medios de comunicación que buscan retratarlo no son nuevas, no son diferentes y no serán las últimas.

Sucede, sin embargo, que a veces los poderosos olvidan la función social de los periodistas y no son capaces de valorar a la prensa más por los males que evita que por los bienes que procura.

Y entonces hacen todo lo posible, y hasta lo imposible, por maniatarlos, controlarlos o exterminarlos a través del dinero o del terror.

Pero no es cuestión de victimizarse; es más: después de todo, debemos sentirnos afortunados.

A diferencia de otros estados del país, donde el crimen organizado es más que un fantasma que ha sembrado muerte, sangre y dolor en las redacciones de los medios, en nuestro estado hay un solo y muy focalizado enemigo de la libertad de expresión: los gobiernos intolerantes y autoritarios, que en aras de mantener y extender su poder pretenden limitar, restringir o terminar con el libre tráfico de la información que tanto les incomoda.

Se dice, y presume a nivel nacional e incluso internacional, que aquí la consolidación de la democracia es indiscutible, pero a muchas de nuestras autoridades, aunque elegidas democráticamente, luego les cuesta mucho aceptar las reglas a que obliga el efectivo ejercicio del sistema democrático.

Entre ellas, una de las más importantes: la tolerancia a la crítica, crítica que legitima, que ayuda a evitar la soberbia –que no sólo es el mayor pecado sino la raíz misma del pecado- y que, en el mejor de los casos, suele contener los habituales excesos y caprichos del poder.

¿Se puede ser democrático cuando se quieren verdades y visiones únicas; unanimidades absolutas; escenarios idílicos; pensamientos uniformes, y medios profesionales que renuncien a su tarea de describir la dinámica social y las pasiones públicas?

En Puebla, hubo un tiempo en que el estilo para acallar la crítica era flagrante, directo, violento incluso. Hoy, empero, se aplican métodos que la gente no alcanza a distinguir como ataques a la libertad de prensa y a su derecho a informarse, pero cuyos resultados son más efectivos que los métodos del pasado.

Ahí están, por ejemplo, las demandas civiles contra periodistas, un ataque grave, gravísimo, y arrogante, a la libertad de expresión.

Y no sólo por lo que representan desde el punto de vista legal y político, sino sobre todo porque generan un incentivo negativo para que otros periodistas se autocensuren, éste un crimen mayor.

Es decir, para que los periodistas piensen dos veces antes de atreverse a decir su verdad, esa señora complicada y terca, que a nadie deja contento, menos al poder, y que no se entrega con facilidad.

Yo soy de la idea que no debe ni puede haber impunidad por parte de los periodistas. Que los excesos y abusos de la prensa deben ciertamente ser castigados. Que los ofendidos –sean gobernadores, alcaldes, diputados, rectores, etcétera- tienen todo el derecho de defender su honra y su buen nombre. Que si somos exigentes con los demás y puristas con el de enfrente, tenemos entonces que hacer lo propio con nosotros mismos.

Sin embargo, también creo que las penas por delitos de opinión no sólo son desproporcionadas, sino totalmente desafortunadas sabiendo, como sabemos, que, al menos en Puebla, no hay independencia de poderes, que en el vigente y deficiente modelo político de los estados de la República un solo hombre concentra todo el poder todo el tiempo durante seis años y que en casos de litigios relacionados con la libertad de expresión, los jueces suelen actuar por consigna del poderoso en turno.

Sí, en ese sentido y bajo esas condiciones, no habrá nunca historia feliz: David no derrotará a Goliat. En otras palabras: cuando la justicia ha perdido autonomía y los jueces actúan en función de lo que el poder desea, no hay derecho que esté garantizado. De origen, es una lucha desigual, propia de las dictaduras de los años setenta en Latinoamérica.

En Puebla, la estructura de poder reproduce los viejos y ya conocidos esquemas del pasado respecto a su relación con los medios de comunicación: te pago para que no me pegues, aunque con un elemento adicional: te pago para que no me pegues pero también para que destruyas a mis críticos. Esto es: la prensa contra la prensa, la prensa “mala” contra la prensa “buena”, los “aliados” contra los “rebeldes”, los “aliens” contra los “monstruos”. O divide y vencerás.

Y es que al periodista ni siquiera se le ve como un mal necesario: se le ve como un enemigo. Un enemigo acérrimo al que, contradictoriamente, se acude para reflejarse, para crear percepciones, para auto elogiarse, para liberar sus propias tensiones, para construir su discurso, para creerse sus mentiras y hasta para librar sus propias guerras intestinas por el poder.

Y peor: se acusa a la prensa de Puebla de ejercer el sagrado derecho a la crítica por razones exclusivamente económicas, exhibiendo así la limitada visión de las cosas que se tiene de un problema mucho más complejo y que revela, entre otras cosas, un manejo totalmente discrecional e hipócrita de las partidas presupuestales destinadas a propaganda gubernamental, a través de las cuales se premia o castiga a medios cómodos o incómodos.

¿Tienen derecho los medios a vender espacios publicitarios al gobierno? Sí, en tanto empresas privadas, que generan empleo y cumplen una función social.

¿Tiene derecho el gobierno a elegir con quienes se anuncia? Sí, por supuesto, pero siempre y cuando haya piso parejo y reglas claras, reglas que privilegien circulación, influencia, audiencia y presencia sobre compadrazgos y grado de cercanía con el gobierno en turno, como sucede actualmente.

Los periodistas cometemos errores y tenemos, sin duda, muchos defectos, pero no son tantos, ni tan graves, como los que genera una Puebla huérfana de instituciones democráticas, partidos políticos fuertes, poderes independientes y contrapesos del absolutismo.

Si la prensa es dura es porque la realidad es aún más dura y requiere, necesita ser narrada incluso a través del a veces desmesurado espejo de los medios, un espejo que, como en el cuento, no siempre gusta al que en él se ve reflejado.

Concluyendo:

Practicantes de un oficio cruel, que desnuda las grandezas y las miserias del ser humano y que con nadie queda bien, los periodistas no vivimos un escenario diferente al de hace uno, dos, o tres sexenios.

Enfrentamos los mismos retos y riesgos de siempre.

Y tenemos que seguir adelante, perfeccionando métodos, conociendo mejor las leyes, tratando de ser más profesionales y equilibrados, también más independientes, pero sobre todo dejando de lado todas, absolutamente todas nuestras Santas y Sagradas Ingenuidades.

Entre ellas, ésta, quizá la más importante:

¡El estado de las cosas no va a cambiar!

Nunca.

No tendría por qué.

Y es que no hay, no ha habido, no habrá un solo poderoso al que el periodismo crítico le resulte simpático.

Aquí…

En Puebla…

Y en China.

Por los siglos de los siglos….

Amén.

* Ponencia presentada en la Mesa “El Periodismo en Puebla: amenazas, retos y oportunidades” del Foro #PeriodismoBajoAmenaza, en el Auditorio del TEC de Monterrey Campus Puebla.

gar_pro@hotmail.com

El Lado Oscuro del “Dinamita” Jared

Tuesday, November 27th, 2012

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Sin el menor ánimo de defender a los magistrados cuya jubilación ya ha sido autorizada y que durante años medraron mal administrando la justicia en Puebla, sus sustitutos no pueden animar en lo más mínimo sobre nuevos y mejores tiempos en el poder Judicial del estado.

Tal es el caso del abogado Jared Albino Soriano Hernández, de sobra conocido en el medio de la judicatura por su fama de irascible y violento, que le ha traído, irónicamente, líos con la justicia.

El nuevo magistrado del TSJ no sólo ha sido demandado en un par de ocasiones por el pago de pensiones alimenticias, también mucho ha dado de qué hablar respecto a su vida personal, de la cual aquí, sin embargo, no se abundará.

Pero más allá de esto, no son pocas las historias donde los puños del personaje han sido protagonistas de escandalosos episodios en el ámbito judicial.

Ahí están, por ejemplo, abogados como Gabriel Atalo Maldonado Fernández de Lara, quien fue víctima de una golpiza el 21 de agosto del 2002, en el interior de las oficinas del Juzgado Quinto de lo Civil de la ciudad de Puebla, en donde era titular en ese entonces Jared Albino Soriano y quien se molestó por el reproche que le hizo el litigante por el retraso en el avance de su expediente, el 237/2001, radicado en dicho juzgado.

El agraviado, que en ese entonces tenía 55 años, fue sacado a empellones por el juez y como se resistió, con toda la alevosía y ventaja  fue molidos a golpes y patadas por el ahora magistrado, quien en ese entonces tenía sólo 35 años de edad, por lo que además de abusar de su cargo, también echó mano de su ventaja física para moler a golpes al leguleyo, quien sufrió múltiples fracturas y tuvo que ser hospitalizado.

Este caso, en su oportunidad, originó que el abogado agredido acudiera a la Dirección de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General de Justicia, a formular denuncia en contra del entonces juez quinto de lo civil; empero, el entonces encargado de esa oficina, Juan Felipe Reyes Matamoros, ni siquiera se molestó en radicar ni asignarle número de averiguación previa; por el contrario, sólo le dio largas hasta que aburrió a la víctima y el asunto terminó por irse al archivo.

A fin de apaciguar protestas del foro poblano de abogados hace diez años, el presidente del TSJ, Guillermo Pacheco Pulido, a fin de protegerlo, determinó mandarlo como juez a Xicotepec de Juárez a manera de “castigo” en lo que pasaba un poco el escándalo.

Hace poco fue perdonado y nombrado juez civil en San Pedro Cholula, donde tuvo la oportunidad de ganarse los favores de la actual clase política en el poder, con el controvertido litigio sobre Valle Fantástico, y ahora por dedo divino ha sido elevado a rango de magistrado.

Qué nadie se extrañe si ahora, con tanto poder, a Soriano Hernández le da por regresar a sus tiempos de pugilista para resolver lo que la inteligencia no puede.

Sí, de mal en peor va la justicia en Puebla. Ya nada más falta que el gobernador Rafael Moreno Valle imponga a su amigo Roberto Grajales Espina como nuevo magistrado y presidente del TSJ, cosa que sucederá a más tardar a inicios del próximo año.

gar_pro@hotmail.com