Con la espada desenvainada y con sed, mucha sed de venganza. Así regresa estos días de su largo exilio Édgar Salomón Escorza, un joven con tufo a viejo, distinguido miembro de la Generación del Fracaso –que lidera su congénere Pablo Fernández del Campo- y aprendiz de político que nunca ha logrado superar sus complejos y frustraciones personales. Viene, jura, a “ajustar cuentas” con el PRI, su partido, y con el gobernador Rafael Moreno Valle, tras su periplo en Oxford, Inglaterra, que realmente usó para huir de sus acreedores y evitar pisar la cárcel.