Distinto de quienes van refugiados en padrinazgos y buscan beneficios en las coyunturas, la carrera de la poblana Blanca Lilia Ibarra, quien desde este jueves es presidenta del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), es una historia larga, ardua, de disciplina, de merecimientos y muchas batallas ganadas, incluso con adversidades muy graves y muy riesgosas.
Mucho le dolieron a Genoveva Huerta Villegas, la presidenta estatal panista, los señalamientos de ser la heredera de la corrupción morenovallista y el adjetivo de “promiscuidad”, que Miguel Barbosa le endilgó a la fétida alianza que pretenden sellar PRI, PAN y PRD, que convirtió la presentación formal de esa posible coalición en un rosario de reclamaciones, diatribas y quejas lastimeras contra el gobernador, ante la mirada pasiva de sus nuevos lacayos, los dirigentes del tricolor y el partido del sol azteca.
A mediados de agosto, la versión de que Miguel Barbosa había tenido, como senador, trato e intercambio de favores con el ahora ex director de Pemex Emilio Lozoya Austin, fue utilizada con intenciones aviesas por plumas rabiosas, que pretendieron fabricar una narrativa de desprestigio contra el gobernador poblano. A los pocos días, fue desmantelada.
Periodista desde 1990, Reportero, Coordinador Editorial, Director y Columnista
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