Archive for July, 2013

¿Por qué ganó Moreno Valle?

Monday, July 8th, 2013

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Porque incluso con el regreso del PRI a Los Pinos, fue capaz de resucitar una megacoalición teniendo como eje al matrimonio PAN-PRD, una unión probadamente atractiva para el electorado.

Porque repitió la dosis de 2010: fracturó a los priístas y destruyó al tricolor desde adentro. Lenta, paciente y consistentemente.

Porque privilegió lo importante sobre lo urgente y mandó a los mejores hombres de su equipo a la guerra, la madre de todas las guerras, y lo hizo en el momento justo: no antes, no después.

Porque por un momento dejó de lado la soberbia y pudo reencontrarse con amigos y aliados que se habían alejado de él por diversas razones. Los volvió a “enamorar” y terminó por sumarlos a la causa. La causa morenovalllista.

Porque incluso logró incluir en el proyecto a personajes que cualquiera hubiera apostado que navegarían por un río diferente en esta campaña. Tal es el caso de Miriam Arabian y Ana Teresa Aranda, que dejaron de lado las diferencias, firmaron una tregua, resultaron tan pragmáticas como él y hoy, hoy van montadas en el tren de la victoria.

Porque fue más inteligente y audaz y sereno que el delegado del CEN del PRI, Fernando Moreno Peña, uno de los grandes perdedores de esta guerra y ya uno de los protagonistas de los más grandes ridículos electorales en la historia del estado. Mientras este hablaba y hablaba y hablaba, el gobernador actuaba. Y en política no gana el que habla más, sino el que convierte sus palabras en hechos. Y el hecho es que la “putiza” se la acabó llevando el lenguaraz jefe del Cártel de Colima, no el huésped de Casa Puebla.

Porque empezó a ganar la elección desde hace uno o incluso dos años de anticipación: primero llevó a cabo una redistritación electoral que favorecía sus intereses y desmantelaba el voto duro del PRI en zonas muy focalizadas del estado y de Puebla capital; después tomó el control del IEE, como lo hacen todos los gobernadores que se respeten, y al final inventó las candidaturas comunes, un genialidad más que fue perfilando lo que pasó este 7 de julio.

Porque puso a prueba su carácter y operó hasta el final para que El Yunque –ambicioso y hábil- diera su brazo a torcer y se incorporara plena y convencidamente al proyecto morenovallista. Para ello, el gobernador tuvo que ceder –aprender a ceder- y no avasallar, como había sido la tónica con la ultraderecha, que por su parte negoció, y negoció bien, y a cambio recibió varias rebanadas del pastel del poder.

Porque supo sobreponerse al mazazo de la detención de Elba Esther Gordillo, tras la cual demostró que es dueño de grandes reflejos, a grado tal que volvió a demostrar que en efecto: lo que no mata, fortalece.

Porque rápido definió el gran tema de la campaña 2013 y no tuvo miedo a someter a su gobierno –y él mismo- a una evaluación ciudadana intermedia. Con precisión, planteó el dilema de: continuismo morenovallista o retorno al marinismo, y en el referéndum, que eso fue esta elección, salió más que aprobado. Y con proyecto presidencial vigente, como una carta fuerte del PAN, quizá la más fuerte, para el 2018.

Porque Tony Gali resultó un estupendo candidato: carismático, cercano, educado, comunicativo y sobre todo disciplinado. Se apegó al manual, se dejó conducir, rectificó rápidamente los errores y todos los días, desde que inició la campaña, supo escuchar y ejecutar.

Porque Moreno Valle nunca ocultó a su favorito y lo blindó de ataques insidiosos, guerras sucias y quintacolumnas, le armó una estrategia de posicionamiento de alto rendimiento y le invirtió lo que un gallero le invierte a su mejor gallo.

Porque lo rodeó de sus mejores operadores (Marcelo García Almaguer, por ejemplo), le puso a los mejores candidatos por los distritos de Puebla capital, sin importar que su gabinete fuera literalmente desmantelado, y por si fuera poco, le diseñó una planilla de regidores donde cupieron todos los grupos.

Porque la campaña de Enrique Agüera fue un desastre de principio a fin: en organización, en comunicación y en estrategia, que modificó al menos tres veces. En resumidas cuentas, el candidato de la alianza 5 de Mayo nunca entendió que su verdadero enemigo no era Gali, sino Moreno Valle. Pero todavía peor: nunca dejó de tenerle miedo, y eso, el miedo, terminó por hundirlo.

Porque el PRI se entretuvo en minucias y equivocó el eje de la campaña. No era la economía, no era la inseguridad, ni siquiera el empleo. Era convertir un sentimiento, el sentimiento antimorenovallista, en movimiento social, y nunca lo logró. Casi al final de la campaña, dio visos de entenderlo y lanzó una campaña de contraste cuestionando las principales obras del gobernador, pero fue demasiado tarde.

Porque el gobierno federal –tal vez no específicamente el presidente Peña Nieto- abandonó al PRI y a sus candidatos, que se pasaron la campaña esperando dos cosas: el dinero federal y el gran golpe mediático, legal y político contra Moreno Valle o contra alguno de sus más importantes operadores, como Eukid Castañón, un operador de grandes ligas, tan discreto como efectivo. La mano federal nunca se sintió –o sí, muy poquito- y a estas alturas, con la derrota encima, los priístas siguen sin entender qué pasó: ¿por qué Dios les dio la espalda? Tampoco entendieron que su momento nunca coincidió con el momento histórico del presidente: primero las reformas estructurales, luego lo demás. Y en “lo demás” cabía Puebla perfectamente. Una plaza importante, sí, pero de ninguna manera trascendental, o de vida o muerte, para el proyecto Los Pinos.

Porque Moreno Valle no descuidó, no, un solo detalle, uno solo, y como un día le dijo a Agüera: se pasó las 24 horas del día, de cada día, pensando cómo ganarle. Habilitado como general en jefe, hizo todo, y todo es todo, lo que un padre hace por un hijo. En este caso, Gali, un “delfín” que ya creció, que aprendió a nadar en alta mar y que sin duda estará ahí, listo, formado en primera fila de la sucesión 2018.

Porque otra vez Moreno Valle fue absurdamente minimizado por el PRI y este, en el pecado llevó la penitencia. No ha perdido una desde hace muchos años, no iba perder la más importante de todas: la que le garantiza la supervivencia de su grupo, la continuidad de su proyecto, la salvaguarda de sus intereses y aliados, y seguir, claro, con todos, todos los hilos del poder en el estado, con el Congreso incluido.

Porque generoso, leal y visionario, Fernando Manzanilla dejó de lado su interés particular, se puso el overol y llegó a la campaña para meterle orden, coherencia, estrategia y supervisión. Sin un coordinador como él, tal vez las cosas hubiesen tomado un rumbo muy diferente. Por fortuna para Gali, Manzanilla siempre estuvo ahí, cuidándole las espaldas y llevándolo paso a paso hacia una campaña exitosa y triunfadora. Como si el triunfo de 2010 no hubiese bastado para dejar en claro su capacidad, el ex titular de la SGG se doctoró el 7 de julio de 2013. Huele a líder del Congreso de Puebla.

Porque el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y algunos de sus operadores incorporados a la campaña, como Nacho Dávila, también hicieron la tarea, y el edil no sólo no sufrió voto de castigo, sino que calladamente cumplió con el plan encomendado: sacó sus distritos, protegió a su grupo, inyectó vida a su proyecto personal –senador, peleará la gubernatura- y entregará el mando a un aliado, Gali, que no lo perseguirá. Por si fuera poco: dormirá en paz, sin padecer amargas pesadillas por sus cuentas públicas. Y negocio redondo. Mejor, imposible.

gar_pro@hotmail.com

¿Con cuántos votos se gana Puebla?

Thursday, July 4th, 2013

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Se acabaron las campañas –que no lo que las caracterizó: la guerra sucia-, llegó la hora de ir a las urnas –donde se anticipa un choque de estructuras de antología-, y una pregunta sigue en el aire: ¿con cuántos votos se gana la presidencia municipal de Puebla?

Para darnos una idea, veamos lo que ha ocurrido en los últimos cinco comicios capitalinos:

1998

Mario Marín Torres (PRI) – 166,745 votos (38.6%)

José Antonio Díaz García (PAN) – 132,133 votos (30.8%)

Emilio Maurer (PRD) – 112,280 votos (26.2%)

2001

Luis Paredes Moctezuma (PAN) – 170, 800 votos (44.8%)

Carlos A. Julián y Nácer (PRI) – 158,593 votos (41.5%)

Eduardo Ochoa (PRD) – 14,273 votos (3.74%)

2004

Enrique Doger Guerrero (PRI) – 242,808 votos (49.2%)

Pablo Rodríguez Regordosa (PAN) – 198,744 votos (40.4%)

Jorge Morales Alducin (PRD) – 18,718 votos (3.8%)

2007

Blanca Alcalá Ruiz (PRI) – 224,538 votos (50.6%)

Antonio Sánchez Díaz de Rivera (PAN) – 129,156 votos (29.1%)

Samuel Malpica (PRD/Convergencia) – 22,672 votos (6.23%)

2010

Eduardo Rivera Pérez (Compromiso por Puebla) – 308,697 votos (53.9%)

Mario Montero Serrano (PRI/PVEM) – 201,046 votos (35.1%)

Rodolfo Huerta (PT) – 35,672 (6.2%)

Por supuesto que todas las elecciones han sido diferentes, por diversas circunstancias y en principio por el crecimiento del listado nominal.

Y que invariablemente el número de sufragios finales ha tenido un vínculo directo con el porcentaje de participación de los electores, que en términos generales ha oscilado entre 42 y 56%, pero no más.

La presencia de las alianzas entre partidos –fenómeno que ya se vivió en 2010- y ahora las candidaturas comunes, son factores que sin duda influirán este domingo de elección intermedia. Un proceso que por eso, por ser intermedio, sin embargo, despierta menos interés que cuando también se elige gobernador.

De 1998 a la fecha, el candidato del PAN (más PRD, Nueva Alianza y Convergencia) que más votos obtuvo fue el actual alcalde, Eduardo Rivera Pérez, en 2010, con 308,697; en tanto que el candidato del PRI con más votos ha sido Enrique Doger Guerrero, en 2004, con 242,808.

En sentido inverso, el panista con menos sufragios fue Antonio Sánchez Díaz de Rivera, en 2007, con 129,156 votos, mientras que el priísta con menor número fue Carlos Alberto Julián y Nácer, en 2001 con 158,593 votos. Ambos, claro, perdieron.

Se entiende, entonces, que hoy, con una participación estimada por los especialistas no superior a 45%, con alrededor de 260 mil votos –tal vez un poco más- se ganará la presidencia municipal de Puebla, habiendo incluso una diferencia de hasta 10 puntos (unos 50 mil votos) entre el vencedor y el derrotado, bajo el entendido de que el primero obtuviera el 50% de la votación total calculada en 520 mil sufragios, con base, repito, en una participación del 45% sobre un listado nominal de 1 millón 165 mil 554 electores.

Así, va a ser muy difícil que el candidato de Puebla Unida (PAN-PRD-Panal-Compromiso por Puebla), Tony Gali, o de la alianza 5 de Mayo (PRI-PVEM), Enrique Agüera, alcancen los votos logrados por Eduardo Rivera, indudablemente un caso inédito, para un análisis más sereno.

Pero la meta de ambos es, debe ser esa: doscientos sesenta mil. Por lo menos.

Por otra parte, ¿puede haber voto diferenciado?

Es poco probable: el modelo electoral poblano implica que o se gana todo o se pierde todo.

Salvo alguna excepción en la historia reciente, y que todo el círculo rojo conoce, quien gana la alcaldía gana también los distritos de la ciudad, siete en este caso a partir de la nueva distritación aprobada por el Congreso del estado.

Llegó, pues, la hora de la verdad.

Este domingo por la tarde-noche ya tendremos virtualmente presidente municipal electo.

Y por primera, y única vez, para un periodo de 4 años y 8 meses.

Literalmente un pasaporte a la gubernatura.

Otro factor que sin duda también pesará a la hora de emitir nuestro voto.

Uno de esos 260 mil con que se gana la alcaldía más importante del estado.

gar_pro@hotmail.com

Lo Que Se Ve No Se Juzga (¿Qué nos dice esta Foto?)

Wednesday, July 3rd, 2013

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Sí. ¿Qué nos dice esta foto?

Entre otras cosas, que el señor de rojo no quiere o no sabe manifestar sus verdaderos sentimientos.

O sí: que los exhibe en público y tan bien que miente hasta cuando dice la verdad, o viceversa.

Y que la distancia –física, afectiva, política- que lo separa del señor de blanco es tan grande como su mueca de fastidio.

El señor de blanco, claro, no le cree nada, lo que se dice nada, y luce harto. Cumpliendo acaso, resignado, el obligado, forzoso, inevitable ritual de los abrazos con los aliados… de cartón y paja.

Y el señor de rojo dice, aunque sin decirlo, algo así como:

“Sí, ni lo dudes, te he apoyado de principio a fin, la prueba es esta efusiva muestra de cariño que te doy, este apapacho eterno como el infierno, que te regalo aquí, delante de todos, y que ojalá quede registrado para la posteridad por las cámaras de los periodistas, que ojalá se apuren en obtener sus tomas porque yo estoy tan fastidiado como tú, soportándote y soportándome aquí, delante de todos, contigo al lado, bajo los rayos de este sol in-so-por-ta-ble.

Algún teórico diría que a los amigos, cerca, y a los enemigos, más cerca, y que la imagen, esta imagen, habla por sí sola y que el lenguaje corporal de los protagonistas no revela: los delata.

En su sano juicio nadie pensaría, desde luego, que el señor de rojo y el señor de blanco pertenecen al mismo partido y que el primero le heredó el poder al segundo en la universidad más grande, e importante, del estado.

Y menos que una vez fueron amigos, aliados, cómplices y casi consuegros, y que los egos mal gestionados, las ambiciones personales, los intereses, las envidias y acaso los demonios, los demonios sueltos, los traicionaron y los metieron en una guerra fría tan gigante como interminable.

Pero la función, señores, señores de rojo y de blanco, debe continuar: el protocolo es el protocolo y a final de cuentas, siempre, la política no es sino el refinado arte de tragar sapos sin hacer gestos, esta vez en medio de la inocencia y el aire distraído de los niños que aparecen en la foto, la misma foto, y que contrasta con lo que nuestros personajes nos han dejado claro, clarísimo, con contundencia abrumadora.

Porque como diría el clásico: lo que se ve no se juzga.

***

La tarde de este miércoles, por cierto, trascendió que a unas cuantas horas del 7 de julio, hubo un nuevo encontronazo entre Enrique Doger y el delegado del CEN del PRI, el colimense Fernando Moreno Peña.

Un nuevo pleito que volvía a condicionar el apoyo del diputado federal hacia el candidato de la alianza PRI-PVEM a la alcaldía de Puebla, Enrique Agüera Ibáñez.

Una versión, que pudo conocer este reportero, es que Doger fue nuevamente amenazado por Moreno Peña.

Le dijo que si el próximo domingo no gana el distrito 12, donde la candidata a diputada es Sandra Montalvo, esposa de Jorge Ruiz Romero, cercano colaborador suyo, no le cumplirán el acuerdo de darle la delegación del IMSS.

Al parecer, ese no fue el arreglo original con César Camacho, el presidente del CEN del PRI, lo que fue interpretado por Doger como una última jugada del delegado para empezar a repartir culpas ante la inminencia de la derrota.

De hecho, es probable –sólo probable- que hoy Doger ofrezca una rueda de prensa para denunciar las amenazas del jefe del Cártel de Colima y de paso, si no se calman las aguas, arremeter contra Enrique Agüera, garante del pacto inicial con el ex rector, ex alcalde y ex diputado local.

Estos son los cinco tuits que al respecto subí alrededor de las 19:00 horas a través de las cuentas @ALunaSilva y @Pueblaonline:

#DudasQueMatan ¿De qué hablará mañana @EnriqueDogerPue en rueda de prensa? ¿Qué anuncio hará? ¿Nuevo pleito con el delegado de #PRI #Puebla?

#DudasQueMatan ¿Acaso se rompen los acuerdos entre @EnriqueDogerPue y @EnriqueAguera por culpa del delegado del #PRI #Puebla?

#DudasQueMatan ¿Nuevas amenazas del Cártel de #Colima a @EnriqueDogerPue? ¿Ya no le van a cumplir con la delegación del #IMSS en #Puebla?

#DudasQueMatan ¿Pues qué le hizo el #PRI a @EnriqueDogerPue que anda tan enojado, oootra vez?

#CompreSusPalomitas Nuevo encontronazo entre @EnriqueDogerPue y Fernando Moreno Peña, con saldo rojo para @EnriqueAguera #Puebla

De inmediato, el informado columnista Ricardo Morales Sánchez (@riva_leo) aportó datos fundamentales para terminar de entender la historia.

Escribió:

@ALunaSilva @EnriqueDogerPue Va a ser el nuevo titular de la SEP estatal y por eso tiene que pagar la factura, el IMSS se le cayó. Saludos

Minutos después, el propio Doger tuiteó:

@ALunaSilva estimado Arturo soy diputado federal hasta el 2015 no tengo interés en ningún otro cargo

Pero no dijo una sola palabra sobre el nuevo choque con el delegado priísta Fernando Moreno Peña, quien por su parte guardó completo silencio.

Hay que decir que la víspera, Jorge Rodríguez Corona, en su columna “A Puerta Cerrada”, había advertido que a Doger le dieron una especie de madruguete en el IMSS, pues todavía no llega como delegado –si es que llega- y ya le impusieron al jefe de Servicios Administrativos: Juan Carlos Gazal de Anda, un personaje muy ligado al director de Bansefi, Jorge Estefan Chidiac.

“No es difícil prever que Enrique Doger se inconformará cuando se entere”, advertía el no menos informado periodista de El Sol de Puebla.
Durante las próximas horas, seguramente, se sabrá el final de esta historia de enredos, intrigas, ambiciones e intereses cruzados.

Lo único cierto es que el PRI termina la campaña tan dividido como la empezó.

¿Alguna duda?

gar_pro@hotmail.com