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5 frases para ser feliz

Jueves, Marzo 20th, 2014

Este jueves entró la primavera y coincidió con el Día Internacional de la Felicidad declarado por la ONU desde 2013 como una manera de recordarle a la humanidad que por encima de todas las desgracias mundiales, debemos sonreir y sentirnos plenos y en paz. Total, somo sólo un punto en este universo.

Por siglos, filósofos, metafísicos y demás curiosos se han preguntado, respondido y cuestionado otra vez ¿qué es la felicidad?, ¿cómo se llega a ella?, ¿qué se hace con ella?, o incluso si es que existe o es una mera utopía.

La experiencia me dice que el concepto de la felicidad tiende a idealizarse y su eterna búsqueda tiene que ver con lo poco que valoramos el día a día, con apreciar lo que tenemos en frente, con afligirse por el mañana o agobiarse por estar abrazando el pasado. Con chaquetas mentales, pues. No soy una anciana pero sí me queda claro que la felicidad se contrapone a la “calentura” de la inmadurez de la juventud en la que la ambición nos ciega y nos da alegrías superficiales que a largo plazo nos van vaciando el alma.

Aprovechando el inicio de la estación en la que la “buena vibra” fluye por cortesía de Kukulkán, recopilamos algunas frases célebres en torno a la felicidad para que las traigas en la cartera y las leas tooooodos los días en cuanto el entorno por sí solo o una fuerza maligna se atreva a arruinarte la jornada.

1. ‎”La felicidad se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía”. Gandhi.

2. “La felicidad es íntima, no exterior; y por lo tanto no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos”. Henry Van Dyke.

3. “La felicidad es darse cuenta de que nada es demasiado importante”. Antonio Gala.

4. “Una mesa, una silla, un plato de fruta y un violín, ¿qué más necesita un hombre para ser feliz?” Albert Einstein.

5. “La felicidad es sencillamente buena salud y mala memoria”. Albert Schweitzer.

Bienvenido Kukulkán

Viernes, Marzo 16th, 2012

Aún cuando este año la primavera entrará a las 17:14 horas del 20 de marzo, cerca de 50 mil almas acudirán este fin de semana a uno de los centros arqueológicos de Puebla para ser parte del famoso “Equinoccio”.

El mito aquel de vestirse de blanco y visitar algún centro ceremonial en el que se aparezca la serpiente emplumada, conocida como Kukulcán, ha pasado a convertirse en un auténtico pretexto mercantil en el que los más listos se aprovechan de la sed de “buena vibra” que las nuevas generaciones aclaman gracias a corrientes como el New Age.

Este año, el 21 de marzo no será un día de descanso obligatorio pues por ser miércoles, nuestras autoridades que pecan de practicidad, decidieron recorrer el asueto para el lunes 19, por lo que ni uno ni otro será el día indicado para que quienes aún confían en la energía que circula en el aire puedan ver un halo de luz sobre su cabeza.

El equinoccio de primavera se caracteriza por regalarnos una jornada en la que el día y la noche son exactamente igual, más allá de un momento mágico o de karma, se trata de un fenómeno astronómico que tiene que ver con la posición del Sol en el cielo basada en el movimiento de traslación de nuestro planeta.

Los propios científicos nos explican que durante el equinoccio, el Sol no varía el grado de energía que emite hacia el espacio en ninguna gama del llamado espectro electromagnético del que la luz visible forma parte. Instrumentos sensibles a la radiación solar en Tierra y en el espacio no registran ningún cambio en los niveles de energía que lo caracterizan.
Así pues, ni sobre las pirámides, ni sobre ninguna otra parte de la Tierra se recibe una sobrecarga de energía del Sol.

Para colmo, la Sociedad Astronómica Urania del estado de Morelos, explicó, en alguna ocasión, que el ir vestidos de blanco empeora el asunto de “cargarse” de algún tipo de energía, (que dicho sea de paso la mayoría de ésta se recibe en forma de calor y radiación ultravioleta, como el sudor y el bronceado sobre la piel nos lo recuerda), debido al hecho de que un objeto blanco tiende a reflejar toda la radiación de las longitudes de onda que inciden en él.