Lesly Mellado May

Ahora que entraron en funciones los nuevos Ayuntamientos y Legislatura, los partidos empiezan a acomodarse para el próximo proceso electoral. En el Comité Directivo Estatal del PRI se dio la reelección de Néstor Camarillo; el PAN anda en proceso interno y se disputan la dirigencia Genoveva Huerta (que va por reelección) y Augusta Díaz de Rivera; en MORENA se ha dejado ver la vena perredista y no hay claridad sobre la renovación del Comité Ejecutivo Estatal.

En los portales web nacionales de los partidos mayoritarios ya está la campaña de afiliación y así invitan a sumarse a sus filas:

PRI: Se buscan revolucionarios. Afíliate, te estamos buscando.

PAN: Afíliate! Sigamos en Acción por México.

MORENA: Afíliate y conviértete en protagonista del cambio verdadero para que siga la transformación de México.

El número y padrón de militantes es requisito para mantener el registro ante el Instituto Nacional Electoral. Cada partido debe tener al menos el 0.26% del Padrón Electoral Federal, esto es 233 mil 945 ciudadanos; 3 mil en al menos 20 entidades federativas o bien 300 en por lo menos 200 Distritos electorales uninominales.

Veamos cómo arrancan los partidos a tres años del cambio de presidente de la república y de gobernador de Puebla.

Estos son los números que tienen registrados ante el INE:

PRI: 2 millones 65 mil 161 militantes

MORENA: 466 mil 931 militantes

PAN: 252 mil 140 militantes

Llama la atención que MORENA tenga casi el doble de los militantes que el PAN; y que el PRI, más de 2 millones de ciudadanos afiliados tras pírricos resultados electorales.

Para Puebla, el número de militantes registrados en el INE son:

PAN: 17 mil 683

MORENA: 8 mil 847

PRI: 4 mil 228

Aquí vemos que el blanquiazul supera por mucho a MORENA y al PRI, nada raro tomando en cuenta que Puebla fue un bastión de ese partido. Respecto al PRI, la cifra estatal resulta abismal a la nacional, pues va de 4 mil a 2 millones de afiliados.

En MORENA, el número de militantes en Puebla refleja en buena medida el abandono del trabajo partidista tras la guerra de tribus que se desató desde que hace tres años cuando ganaron los municipios con mayor población y se quedaron con la mayoría en el Congreso estatal. Morelos tiene los mismos afiliados a pesar de ser un estado con menor población que Puebla.

Estos son los estados con más militantes en MORENA:

Edomex 126 mil

CDMX 128 mil

Oaxaca 15 mil

Jalisco 10 mil

Guerrero 10 mil

Chiapas 10 mil

Morelos 8 mil

La disputa interna por el presupuesto dejó a un lado la captación de militantes y fue hace unas semanas cuando en redes sociales comenzaron a promocionar la creación de comités morenistas en primera instancia para fortalecerse en víspera de la elección de dirigencia estatal, aunque los estatutos del partido lopezobradorista rezan: “(…) los militantes no participan en los procesos electorales internos y constitucionales con el ánimo de ocupar cargos públicos o de obtener los beneficios o privilegios inherentes a los mismos, sino para satisfacer los objetivos superiores que demanda el pueblo de México”.

En MORENA los militantes son denominados “Protagonistas del cambio verdadero” (PCV) y pueden formar comités con un mínimo de cinco y un máximo de sesenta miembros para ser reconocidos por las dirigencias municipales y participar así en las elecciones internas. Los comités pueden ser territoriales o bien por identidad cultural o afinidad de actividades.

La aportación monetaria estipulada para cada PCV es de un peso diario, es decir, 365 pesos al año, exceptuando a los que tienen cargos de elección popular o son extremadamente pobres.

Los estatutos del partido también establecen que “la afiliación será individual, personal, libre, pacífica y voluntaria, sin corporativismos de ninguna índole; sin que se permitan facciones, corrientes o grupos que vulneren la soberanía del partido, es decir, su capacidad exclusiva de dirección general”.

Cuando el PAN era el partido hegemónico en Puebla, el extinto Rafael Moreno Valle se hizo del control a través de afiliaciones masivas dejando fuera de la toma de decisiones a los panistas de cepa.

Luego de que la ex presidenta municipal, Claudia Rivera, y el diputado federal Ignacio Mier difundieron la creación de comités, el gobernador Miguel Barbosa llamó a los morenistas a hacer un padrón de militantes real y serio para fortalecer al partido. Y como dijo el filósofo Cantinflas: “ahí está el detalle”.

Lesly Mellado May

En octubre de hace tres años, cientos de profesionales trabajadores de confianza del ayuntamiento de Puebla acudieron al ritual de renunciar al concluir el trienio. Se trataba de profesionistas cuarentones y cincuentones que por no tener vínculos partidistas no fueron basificados, pero que eran expertos dedicados a tareas sustantivas en tesorería, administración, obras, desarrollo urbano… secretaría general.

Uno de ellos comentó: “Cómo le irá a Claudia Rivera si el trabajo más complicado que ha tenido en su vida es coordinar a unos cuantos encuestadores en el INEGI”. Y empezaron a enumerar los problemas que tendría la nueva presidenta al ser inexperta en la administración pública, pero también en política, negociación y dirección de personal, sólo por citar algunas habilidades necesarias para gobernar.

Atinaron, esas carencias hicieron tropezar a la primera mujer de izquierda en ocupar la presidencia municipal de Puebla, la cuarta ciudad más poblada del país.

Rivera se va cargando el fracaso electoral porque no pudo reelegirse y también se marcha sin dejar huella de la 4T.

Desde que arrancó su gobierno dio prioridad a las frivolidades: usar tenis, vestirse de catrina, recitar por las calles, brindar con el líder sindical, viajar a Europa, “fotoshopear” su imagen…

Las declaraciones también eran desafortunadas: no me dejen sola, les pido un poquito de paciencia, vamos a romper paradigmas…

Cuando acumuló suficientes desatinos y las opiniones pública y publicada empezaron a señalarlos se declaró víctima de violencia de género. Nada más lejano a la realidad, el panista Luis Paredes Moctezuma fue más criticado y no por ser hombre, sino porque al igual que ella abrió varios frentes de guerra: al interior de su partido, con el gobierno estatal y el sector empresarial.

Claudia Rivera no abonó al éxito de la 4T, pero sí al desencanto generado por los gobiernos locales morenistas que terminaron operando igual que sus antecesores.

La presidenta municipal no colocó en las agendas jurídica y mediática los abusos del gobierno morenovallista, en cambio sembró duda su cercanía a ese grupo político desde la campaña y después, mientras se desarrollaba el litigio por la gubernatura y AMLO le prometía a Miguel Barbosa que sería gobernador, ella estaba en primera fila en la toma de posesión de Martha Erika Alonso.

Tras fracasar en su intento de reelección continuó con los yerros: se despide quitando los barandales de las jardineras del zócalo que es una autorización expedita para que los poblanos las estropeen y entregando 100 plazas de base a quienes cree que son “incondicionales”. Nada distante a lo hecho por los “conservadores” del PRI y el PAN.

Claudia Rivera es joven. Puede autoevaluarse, reconocer sus errores y empezar de nuevo como cualquier ser mortal que tropieza o seguir cayendo mientras culpa a los demás por su desdicha.

Lesly Mellado May

Como acostumbra en sus giras, el presidente Andrés Manuel López Obrador difundió en Puebla un balance de los programas sociales: en números redondos 832 mil personas han recibido alrededor de 4 mil 800 millones de pesos.

En la mañanera realizada el 4 de octubre en Puebla, fue el titular de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval, el encargado de presentar el cuadro de Programas Sociales por lo que no hubo detalle del periodo de tiempo reportado.

De manera global, informó que sumando nueve programas prioritarios, el gobierno federal ha entregado 4 mil 817 millones 668 mil 440 pesos. Esta cifra comparada con presupuestos ejercidos durante 2021 es:

Superior a los 4.6 mil mdp de techo financiero del municipio de Puebla.

Más de la mitad del presupuesto de la BUAP que es de 7.5 mil mdp.

Más del doble de lo asignado a los órganos autónomos que fue de 1.9 mil mdp (IEE, TEE, CDH, ITAIPUE, FGE).

Más del triple de los 1.3 mil mdp ejercidos por la FGE.

Más que los 3.2 mil mdp destinados a desarrollo económico, según lo difundido en el presupuesto ciudadano del gobierno estatal.

En cuanto a los beneficiarios se reportaron 832 mil 844, que son:

Más que los 682 mil votos que llevaron a Miguel Barbosa a Casa Aguayo

Casi igual que los 803 mil votos obtenidos por Morena en la elección de diputados locales este 2021.

Con estas cifras, no es raro que la popularidad de AMLO se mantenga por arriba de cualquiera de sus antecesores.

De hecho, Puebla es parte de los seis estados con el mayor número de personas inscritas en programas sociales. En su sitio web, la Secretaría de Bienestar publica el Padrón Único de Beneficiarios con estas cifras:

Edomex: 4.3 millones

Chiapas: 3.1 millones

Veracruz: 3.1 millones

CDMX: 2.6 millones

Oaxaca: 2.4 millones

Puebla: 2.3 millones

Lesly Mellado May

Corrían años en los que Margarita La Diosa de la Cumbia era el hito cultural dictado desde Casa Puebla y Los Mascabrothers daban el espectáculo de recepción oficial a los alumnos de nuevo ingreso en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Los gustos del ex gobernador Mario Marín y del ex rector Enrique Agüera delineaban la política cultural en el estado y la universidad.

Era 2006 y la BUAP celebraba a la mujer universitaria en el tercer patio del edificio Carolino. En apariencia terminó el acto oficial y los representantes de los medios de comunicación empezaron a marcharse.

Una académica me secreteó: “No te vayas, se va a poner bueno”. Me senté a esperar detrás de una columna que me ocultaba de los empleados de la sala de prensa. Minutos después entró corriendo María Elena Velasco caracterizada como La India María, subió a la tribuna y contó algunos chistes.

Agüera soltaba risas francas, al igual que sus acompañantes en el presídium. Las mujeres universitarias quedaron divididas, unas disfrutaban y otras no ocultaban su desacuerdo con el espectáculo.

Al finalizar su presentación, La India María recibió un reconocimiento de manos del rector Enrique Agüera. Salí entonces con grabadora en mano a preguntar el motivo de la premiación a la actriz, y el titular de la máxima casa de estudios del estado atajó: “Que te responda la vicerrectora…”

La vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura era Lilia Cedillo, hoy virtual rectora de la BUAP. La científica respondió: “Le damos el premio porque la India María ha ayudado a dignificar la imagen de los indígenas”.

Ante el demoledor argumento apagué la grabadora y me marché. En el camino me encontré a las universitarias feministas (que entonces no eran muchas porque no estaba de moda serlo) que criticaban indignadas el espectáculo que ponía en entredicho la gestión de Cedillo en una actividad emblemática para la universidad pública: la difusión cultural.

El hecho escaló. Paradójicamente, apenas estaba poniendo un pie en la Plaza de la Democracia cuando recibí la llamada telefónica de mi entonces jefe preguntándome qué le había hecho al rector y a la vicerrectora. Mi respuesta fue simple: “Preguntar porque soy reportera”. Resulté regañada. La nota no se publicó en el periódico en el que entonces trabajaba, pero el hecho sí quedó registrado en el diario Intolerancia.

Ahora que Lilia Cedillo será la primera mujer en ocupar la rectoría de la BUAP ha recibido elogios de manera unánime, no sé si por ser mujer o porque sea la mejor para el puesto, pero me parece extraño el beneplácito homogéneo con el que es recibida y la ausencia de crítica. De hecho, debería pasarle la receta a la aún presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera, que unió a todos, pero en su contra.

La gestión de Cedillo como vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura y directora del Complejo Cultural Universitario dio prioridad a manifestaciones culturales televisivas que en nada requieren de la subvención pública y quedaron al margen creadores que tradicionalmente eran acogidos por la universidad, además mermó la tradición de patrocinar manifestaciones culturales de alto costo a las que los jóvenes sólo podían acceder en este esquema. Ignoro si ella tomó estas decisiones o sólo acató órdenes de la rectoría.

Ya veremos el rumbo que toma la BUAP… que La India María murió, pero dejó sucesora y es llamada La India Yuridia.