• Alertan sobre gases contaminantes de pozos de fracking abandonados en Puebla

Los pozos en los que se emplea la fractura hidráulica o fracking no solo generan enormes daños ambientales durante su vida útil; incluso cuando han sido abandonados continúan emitiendo gases contaminantes a la atmósfera, tal y como se demostró durante un recorrido realizado del 10 al 14 de octubre por las organizaciones Alianza Mexicana contra el Fracking (AMCF) y Earthworks por algunos de los pozos que forman parte del proyecto Aceite Terciario del Golfo.

En el recorrido, la organización Earthworks empleó una cámara térmica FLIR, que detecta visualmente los compuestos químicos que tienen absorción infrarroja, haciendo visible la emisión de gases como el metano, uno de los principales gases de efecto invernadero (86 veces más contaminante que el CO2), y los llamados compuestos orgánicos volátiles COV (benceno, tolueno, etano y propano, entre otros) que tienen impactos en la salud y destruyen la capa de ozono.

Durante el recorrido se visitó el pozo Pankiwi-EXP1, ubicado a 500 metros del Ejido El Tablón, municipio de Pantepec, Puebla. Dicho pozo fue perforado en 2018 por Pemex Exploración y Producción y fracturado al menos 15 veces hasta el 2019. En la plataforma donde se ubica el pozo Pankiwi están otros tres pozos en desuso cuyas válvulas de gas mantienen una emisión continua de emisiones fugitivas de metano y compuestos orgánicos volátiles. Estos pozos han sido fracturados por lo menos ocho veces y se han agotado. Aunque no están en operación, las plumas de gas son constantes y hay agua burbujeando lo que indica presencia de emisiones volátiles. Los vecinos de El Tablón reportan la sequía de sus manantiales a raíz de que comenzaron los proyectos de fractura. A la fecha, tienen que comprar agua en pipas para el consumo doméstico.

También se visitó la plataforma de perforación #24 del Campo Coapechaca, en el municipio de Venustiano Carranza, Puebla. Aquí las imágenes muestran emisiones de hidrocarburos saliendo de los escapes de los compresores ahí instalados. Además de los compresores también hay un quemador de gas que emite COV y metano que se despliegan a largas distancias, más allá de la plataforma.

El tercer punto del recorrido fue el Campo Agua Fría3, ubicado en Venustiano Carranza, y que, de acuerdo con la Comisión Nacional de Hidrocarburos, se encuentra activo con 150 pozos fracturados para producir gas y petróleo. En este campo también se encontraron emisiones fugitivas de hidrocarburos al aire. La cámara FLIR mostró que se está dando una combustión incompleta del mal llamado gas natural (gas fósil, compuesto principalmente por metano).

Sorprende y preocupa que durante el recorrido se observó que algunos de los pozos fracturados ya están en desuso, pero continúan generando emisiones tóxicas al ambiente. Las pérdidas de gas en superficie son muy peligrosas: el aire lleva al gas más lejos, aunque de forma más diluida; pero para la gente que vive cerca de un pozo esto presenta un peligro: no es saludable respirar aire cargado de metano u otros hidrocarburos. No hay manera de evitar que las comunidades vecinas respiren ese aire contaminado. Esos gases, además, se escapan a la atmósfera y contribuyen al calentamiento global, lo cual es razón suficiente para exigir que se tomen las medidas necesarias para evitar tanto el abandono de estas infraestructuras como la prohibición total de esta tecnología sucia y peligrosa.

“El recorrido realizado por la AMCF y Earthworks reafirma la importancia de dejar de utilizar la fractura hidráulica para la extracción de hidrocarburos, por sus afectaciones para la gente de las comunidades vecinas que ya de por sí se encuentran en condiciones de vulnerabilidad”, explica Alejandra Jiménez, integrante de la Alianza Mexicana Contra el Fracking.

El fracking y el agua

Cada pozo sometido a procesos de fracturación hidráulica (fracking) requiere entre 9 y 29 millones de litros de agua dulce que es mezclada con más de 750 sustancias, muchas de ellas tóxicas (arsénico y benceno, entre otras), con lo que queda irremediablemente contaminada. La AMCF ha documentado la presencia de por lo menos 233 pozos de fracking en Puebla, como parte del proyecto ATG.

¿Cuánta agua que es necesaria para la vida en las comunidades, para la producción de alimentos y para las zonas urbanas de la entidad se está destinando al fracking?

El agua destinada al fracking inevitablemente se le quita a las comunidades que la utilizan para el consumo y para diversas actividades, entre otras. Esto es especialmente grave en un país con estrés hídrico y con un régimen de lluvias alterado. En el estado de Puebla, es importante mencionar que más de 444 mil habitantes no cuentan con servicio de agua potable y que la región de Xicotepec, donde hay pozos fracturados, es la segunda zona de Puebla con mayor rezago.

“Los pozos que son fracturados no llegan solos; los habitantes de las comunidades en donde hay fracking se ven obligados a comprar agua, porque se secan sus manantiales y fuentes de agua. A eso se agrega que sin importar si están en operación o abandonados, permanecen emitiendo gases tóxicos para el ambiente y para la salud humana. Es momento de dejar atrás esta sucia tecnología”, concluyó Alejandra Jiménez.