Este jueves, durante la audiencia concedida al cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Papa Francisco autorizó promulgar el decreto relativo al milagro obrado por Dios, atribuido a la intercesión del sacerdote mexicano Moisés Lira Serafín.

Lira murió en la Ciudad de México el 25 de junio de 1950, por sus causas fue declarado Venerable el 27 de marzo de 2013 por el Papa Francisco.

SU HISTORIA

Nació en Tlatempa, municipio de Zacatlán, Puebla, el 16 de septiembre de 1893 en el seno de una familia cristiana, sencilla, humilde, de buenas costumbres, tras la pérdida de su padre en 1898 se vio obligado a trasladarse a diversos lugares.

Desde pequeño tuvo indicios de su vocación, por lo que comenzó a asistir al Seminario Palafoxiano de Puebla para su guía sacerdotal y religiosa. El 4 de febrero de 1917 profesó sus votos y fue ordenado sacerdote el 14 de mayo de 1922, ese mismo año emitió sus votos perpetuos en donde acuñó su frase para lo que sería su itinerario de santificación, “Es necesario ser muy pequeño para ser un gran santo”.

Durante su labor tuvo especial atención en enfermos, especialmente como confesor, durante la epidemia de viruela negra de 1923, años después continuó aumentando su pasión por el culto a la eucaristía y al sacramento de reconciliación dirigido a los presos.

SUS ESTUDIOS

Se trasladó a Roma, luego de ser víctima de persecución religiosa, donde asistió a cursos de teología dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana, a su regreso al país en 1928 continuó con su quehacer y generosidad ejerciendo excelentemente su carisma como director espiritual fundando en 1934 la Obra de Caridad y Apostolado Social o Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, como apóstoles de la bondad.

La caridad del padre Moisés estaba dirigida a todos: pobres, ricos, ancianos, jóvenes y niños; se implicó particularmente en la pastoral de los acólitos y las religiosas. Sus favoritos eran los enfermos, especialmente los sacerdotes, a quienes visitaba con frecuencia llevándoles una palabra de esperanza.

Era amante del silencio y de la contemplación, además de su profundo amor a Dios, que se tradujo en una vida religiosa ejemplar, tuvo una devoción filial a la Virgen María y era un hombre de oración intensa, indicó el Padre David Padrón, vicario parroquial e investigador del portal Desde la Fe.

SU MILAGRO

El caso por el cual el sacerdote será beatificado es por un suceso ocurrido en el 2004, se trata de la “curación milagrosa de una hidropesía fetal no inmune (HFNI)”, una afección particularmente grave que hace incapaz al cuerpo para manejar líquidos, problema muy grave que ponía en riesgo la vida de una bebé, antes y después de nacer en San Felipe, Guanajuato.

Este tipo de hidropesía fetal, el más común, deriva en la muerte de los bebés, puede ocasionar delicados problemas de tipo genético, daño cerebral o el desarrollo de patologías más complejas.

El milagro ocurrió cuando, “los primeros síntomas fueron detectados a la mamá en la semana 18 del período de gestación, en las semanas 22 a 24 se realizó el diagnóstico oficial de la afección en el bebé”, por lo que la familia se encomendó al poblano, “en la semana 26, cuando se le realizó una nueva valoración médica, se descubrió que la bebé estaba perfectamente sana, hoy es una adolescente”, sugieren los testimonios.

¿SERÁ SANTO?

El papa Francisco firmó el decreto en el que se aprueba el milagro atribuido al sacerdote mexicano, lo que significa que será proclamado beato, es decir, con veneración limitada, a un paso de la canonización, de la veneración universal, un santo.

Fuente: Infobae