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BREVES (BREVÍSIMOS) APUNTES SOBRE EL HUMO BLANCO EN MORENA PUEBLA

La Gran Decisión se tomó en función de competitividad, no de cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El “encuestazo” mató el “dedazo”.

Se cayó el mito de que AMLO no quería o aborrecía a Alejandro Armenta.

De poco sirvió la etiqueta de “marinista” que le quisieron colgar.

No contó que, en su momento, bajo el juego de poder de Ricardo Monreal, le haya mandado a decir a AMLO que no a ceder a Higinio Martínez la Presidencia del Senado, como parte de las negociaciones en el Estado de México.

Tampoco el escándalo del R8 ni que no haya logrado una reunión privada, ni una foto, con López Obrador en corto el tiempo que encabezó la Cámara Alta.

Pesó, sí, y mucho, la operación y la influencia de personajes como Julio Scherer, el ex consejero juírico, y Andy López, el hijo del Señor.

También, sin duda alguna, la opinión del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

Y todavía más, desde luego, la de la presidenciable Claudia Sheinbaum, quien dio ya las primeras señales de que, pese al revés en CDMX con Omar García Harfuch, empieza tomar quizá no el mando, pero sí decisiones importantes, como Puebla.

La nominación de Alejandro Armenta confirma que Puebla no está fácil para Morena; en términos reales, son apenas 9 o 10 puntos de distancia sobre PAN-PRI-PRD. En la zonas urbanas, el partido oficial no las tiene todas consigo. Será una contienda cerrada, tal vez similar a la elección extraordinaria de 2019, cuando Morena perdió en Puebla capital y en la zona conurbada y se puso en peligro el triunfo de Miguel Barbosa.

Claudia Sheinbaum, Sergio Salomón y por supuesto AMLO quieren ganar Puebla, no pueden arriesgar ni dejar nada al “ahí se verá”; el que muy probablemente será el candidato del Frente Opositor, el alcalde Eduardo Rivera Pérez, es altamente competitivo. No será un “día de campo”. Si en Morena quieren ganar todo (Presidencia, las Cámaras, las gubernaturas, los Congresos locales y las alcaldías) deben ir con los perfiles más competitivos.

En el equipo de Ignacio Mier quedó un ambiente y una sensación de “traición presidencial”. Lo cual es muy entendible dado el contexto y las expectativas. 

¿La lógica?: el coordinador de diputados federales de Morena hizo todo lo que le pidió López Obrador, lo sacó con excelencia, incluidos dos temas muy recientes y muy importantes para Palacio Nacional: la desaparición de los fideicomisos del PJF y el PEF 2024. Pero el esperado (y hasta obvio) premio no se materializó. La “recompensa” se frustró. La cercanía, el afecto, la permanente comunicación, al final de nada sirvieron. Por lo menos no esta vez.

Un día, AMLO le dijo a Mier: vete a Puebla y “entércate, entércate con la candidatura; Mier obró en consecuencia y efectivamente se entercó con la candidatura y en el camino hizo todo lo que tenía que hacer para lograrla. Pero falló la última variable, la más importante, con la que se sentía más seguro, más firme: el voto del Señor, que nunca llegó.

Las alianzas locales también contaron. El TUCON (Todos Unidos Contra Nacho) operó a toda marcha. La suma de los débiles al más competitivo (Armenta) atomizó la disputa, debilitó a Mier en las encuestas y alineó voluntades para que “el legislador más cercano a AMLO” no se hiciera de la candidatura.

La estrategia del TUCON funcionó: si no era Julio Huerta, porque no creció; ni Olivia Salomón, porque siempre estuvo en duda que procediera la paridad de género, entonces que sea Armenta; nunca Ignacio Mier. Para el TUCON y sus cabezas, Armenta -por conocidos nexos del pasado y del presente– resulta más transitable que Mier como gobernador. Mier nunca dio garantías de que los miembros del TUCON y sus líderes -incluido algún diputado del PRI muy influyente- podrían dormir en paz bajo su hipotético gobierno.

El TUCON hizo llegar el mensaje -poderoso mensaje- de forma oportuna, tanto a AMLO como a Sheinbaum: de todos y de todas los y las contendientes, el que garantiza la división y la fractura es Ignacio Mier; por el contrario, dijeron, Armenta suma; él sí garantiza la unión y alineación del partido. Y funcionó. Vaya que funcionó. Mier pareció darles la razón al salirse abruptamente a mitad de la reunión que la noche del viernes se realizaba, en el privado del hotel Camino Real de Polanco en CDMX, para anunciar al ganador de las encuestas.

Creo que AMLO vio que Armenta sumaba más grupos internos y que Armenta tenía más trato con la política local. Operadores de Mier lo alejaron de grupos de poder estatales, como el del gobernador, principalmente. Fue un error y a la postre se vio.

No es casual que el primero en felicitar y sumarse pública a Armenta haya sido Julio Huerta; todavía no se oficializaba la unción del senador -lo que sucedió alrededor de las 4 de la madrugada del sábado 11 de noviembre- y ya el ex secretario de Gobernación, el que fue en su momento el plan A del TUCON, subía un tuit en el que presumía el éxito de la operación Todos Unidos Contra Nacho.

En política no hay casualidades.

Tampoco sorpresas: sólo sorprendidos.

Mucho menos es fortuito que Pepe Chedraui, el empresario quizá más cercano y más amigo del gobernador, haya sido uno de los primeros, la mañana del sábado, en salir a felicitar con notable emoción a Alejandro Armenta. 

“¡Buenas noticias!”, dijo vía X el aspirante (por Morena, nunca por el PRI-PAN-PRD) a la candidatura a la presidencia municipal de Puebla.

“No tengo duda de tu liderazgo y amor por nuestra tierra, cuenta conmigo para este camino, Alejandro Armenta”, remató.

Aunque Armenta sólo le contestó con un frío, e indiferente, “saludos”.

La víspera, un ingenuo dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo, había dado a Pepe Chedraui un “ultimátum” para que se definiera: con el PRI o con Morena.

La respuesta le llegó pronto y fue, además de contundente, altamente reveladora.

El gobernador Sergio Salomón salió mejor estratega de lo que muchos se imaginaban. Hizo valer su voz, voz de gobernador, y con ello, ganó. De paso, prefiguró un futuro político personal promisorio. Si gana Puebla, como se espera, pocos tienen dudas de que lo aguardará un lugar en el gabinete (legal o ampliado) de Claudia Sheinbaum. 

Muy interesante, por cierto, el mensaje que la mañana del viernes dio a conocer horas antes de que Armenta escuchara las “Palabras Mayores” (Spota dixit), en el que, con suma tranquilidad, hizo un llamado a mantener la unidad y a sumarse a un único proyecto, el proyecto de la 4T, que encabezan López Obrador y Sheinbaum.

“Dejemos atrás la etapa de contrastes y de disputas”, pidió.

Por cierto, el mandatario también fue uno de los primeros, el sábado por la mañana, en felicitar a los dirigentes nacionales de Morena (Mario Delgado y Citlalli Hernández) y en salir a desear “el mejor de los éxitos” a Armenta.

“Muchas gracias, estimado gobernador. Avanzamos en unidad. Abrazo”, respondió Delgado.

“Gracias, Gobernador. Tu labor de inclusión, tu talante democrático y tu voluntad para seguir transformando son fundamental (sic) en las etapas que vienen. Abrazos”, contestó Hernández.

Este domingo Armenta informó que ya pudo hablar por teléfono con el gobernador y que en breve se reunirán.

En los próximos días, las próximas semanas, se notará la unificación de esfuerzos con el poder local y ya la planificación y operación de una campaña que, pese a lo que muchos creen, será sumamente complicada.

Costosa, ríspida, desgastante, competida…

En otras palabras: para Alejandro Armenta, el ganador, ya pasó lo peor; ahora viene lo más cabrón.

La interna fue difícil, la constitucional lo será tres veces más. Y nadie se puede confiar.

***

A pesar de su primera reacción (se salió muy enojado de la reunión en el hotel Camino Real de Polanco en la que daban a conocer los resultados de las encuestas), Ignacio Mier decidió no hacer un “Marcelo Ebrard”.

No se irá de Morena ni de la política, como se especuló, y aceptará el “premio de consolación”: encabezar la primera fórmula  al Senado, es decir, entrar a la Cámara Alta de forma segura.

Todo el fin de semana los poblanos y las poblanas fuimos bombardeados con miles de llamadas desde un call center en el que se atacó a Armenta y sobre todo se intentó crear un escenario de rompimiento por parte de Mier.

Miembros del equipo de operadores del diputado federal se deslindaron.

Al menos de palabra no habrá ruptura en Morena Puebla. El propio Alejandro Armenta se encargó de señalar que ahora lo más importante es la unidad entre todos los contendientes y grupos y que él mismo ya empezó la Operación Cicatriz, incluso con su primo Ignacio Mier.

Ya se verá si en los hechos tal escenario idílico, en el que todos y todas se suman a Armenta y lo apoyan en la campaña, es real o pura ficción.

Armenta es competitivo y tiene gran experiencia en el terreno electoral, pero va a necesitar de todos. Incluso de ciudadanos decepcionados de la política y de militantes del PAN, PRI y PRD, así como de las estructuras de los partidos aliados: PVEM y PT.

Lamentablemente este fin de semana algunos operadores de Armenta empezaron a dar señales de soberbia y pedantería.

No es el caso del virtual candidato a la gubernatura, quien, contra todo pronóstico, se ha mostrado sumamente moderado, ecuánime, y ha manejado un discurso conciliador que suena sincero.

Por lo menos hasta hoy.

Periodista desde 1990. Ha sido reportero de Televisa Puebla, El Universal de Puebla, La Jornada de Oriente y Síntesis.

Fue coordinador editorial de El Universal de Tlaxcala y jefe de información de El Universal de Puebla.

Dirigió la revista Síntesis Policiaca, el área de noticias de Marconi Comunicaciones - donde condujo el noticiario matutino de “La Tropical Caliente” durante cuatro años- y el periódico El Heraldo de Puebla.

Desde 2001 ha publicado su columna “Garganta Profunda” en medios digitales, impresos y electrónicos.

Es director general del periódico digital Puebla Online y del periódico Crónica Puebla.

Trabajó durante 10 años en Televisa Puebla, donde condujo el noticiero nocturno -también el matutino y vespertino en distintas etapas- y fungió como gerente de Noticias por casi un lustro.

En 1990 recibió el Premio Nacional de Periodismo Juvenil, en 1991 el Premio Estatal de Periodismo de Puebla en el género de reportaje y en 1996 el Premio Estatal de Periodismo BUAP-Froylán Manjarrez.

Ha sido jurado del Premio Estatal de Periodismo del Estado de Tlaxcala.

Realizó estudios profesionales en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP.